"¡Hay, noooo!". El grito, conmovedor, partió de Belén, la pareja de Mauricio Muñoz desde hace siete años, cuando vio que al padre de sus dos hijos el árbitro le decretó el nocaut. Era el final del sueño de ver a Mauricio campeón mundial y seguramente dar un giro de 180º en la vida familiar. La futura esposa del Monito ("me prometió que cuando volvía nos casábamos", reveló Belén sonriente) y los hijos de ambos, Félix de 5 años y Santiago de 2, vieron la pelea por televisión en una casa familiar en Chimbas, acompañadas por el entorno más cercano al boxeador incluida su cuñada Yohana y los sobrinos del boxeador, Camila y Alex.
La mañana fue a puro nervios para todos ellos y solo algunos mates pudieron en algo amenizarla. El tercer round, donde el sanjuanino conmovió al monarca japonés, fue el de la euforia esperando el final feliz del pleito. Ahí partieron los "vamos que se puede’, casi a coro de todos. Después la pelea se complicó y el ojo derecho de Muñoz fue la alerta para su familia de que las cosas venían duras: "No la vaya a parar el árbitro", tiró Belén preocupado. Llegó el amargo desenlace en el noveno round y el grito de Belén, en una mañana que se cerró con tristeza en el Chimbas natal del Chuky pero con su familia sintiendo el orgullo de contar entre ellos con un campeón de la vida.
