La Cátedra Unesco sobre las manifestaciones actuales de la Cuestión Social, y el Centro de Estudios en Políticas Laborales y Sociales del Instituto Torcuato Di Tella vienen realizando investigaciones cualitativas para determinar cuáles son las expectativas y deseos de los jóvenes argentinos.

Son los de 15 a 24 años y a los que el mercado de trabajo les es esquivo. En Argentina existen 3.253.000 de adolescentes de 15 a 19 años y 3.174.000 de jóvenes adultos de 20 a 24 años: en total, unos 6.427.000 chicos, un 20% de la población total, que no tienen ganas de nada. Es la generación llamada "ni-ni": jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó su análisis "Jóvenes y Trabajo Decente en Argentina", señalando que en el país de la poscrisis de 2001, la problemática juvenil y la precariedad laboral ocupan el centro de gravedad de la cuestión social.

Como señalaba el filósofo francés Albert Camus (1913-1960), "el sentido de la vida es la pregunta más apremiante del ser humano". La idea de que la vida tiene un sentido no es una invención de algún autor o simplemente una definición tomada prestada de alguna filosofía, sino de la naturaleza misma de la persona humana. En la actualidad muchas personas, y sobre todo jóvenes, manifiestan experimentar un profundo vacío existencial, equivalente a una ausencia de objetivos, carencia de propósitos e indefinición de un proyecto vital, que oriente sus vidas a un fin. Cuando existe un fatalismo que carcome la existencia misma, ésta no se vive sino que se arrastra, haciendo de la vida una carga insoportable y no una aventura maravillosa.

El reconocido psiquiatra austríaco Viktor Frankl (1905-1997), quien vivió tres años en un campo de concentración junto a sus padres y esposa, sobreviviendo allí a la muerte de todos ellos, describe en su libro "El hombre en busca de sentido", la vida del prisionero en ese centro de horror. En la obra expone que, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre debe encontrar una razón para vivir, basada en su dimensión espiritual. El desencanto que viven muchos adolescentes y jóvenes, al igual que el aburrimiento de la existencia y la incapacidad para luchar con la cotidianidad de la vida, están relacionados con la falta de sentido que experimenta el hombre de hoy.

Corresponde a los padres, educadores y agentes sociales ayudar a descubrir que, como afirmaba Séneca: "La vida es como una obra literaria: lo importante no es la extensión sino su contenido".