En épocas de temblores financieros, la propiedad sigue siendo la inversión más segura y rentable. La incertidumbre del inversor es en qué puede invertir. Allí surge la respuesta de los inmuebles, que está vigente hoy de modo especial.

Que el mercado inmobiliario sea sensible a la recesión global es casi inevitable: se trata de la primera crisis de la economía mundial, cuyo detonante fue este sector, a raíz de las hipotecas subprime o de alto riesgo. Por esta razón, es lógico que los precios de este tipo de bienes, haya sufrido fluctuaciones en todo el mundo en los últimos meses. También es cierto que esta crisis ha dejado heridas profundas en el sistema financiero y todos sus derivados, y ha aumentado la sensación, percepción o convicción de que los bienes reales son inversiones más seguras. Es decir que los precios inmobiliarios en todo el mundo se encuentran bajo una doble presión: haber sido el detonante de la crisis, pero por ser una inversión más segura que la financiera opera para la suba. Puede, en consecuencia, plantearse como hipótesis que cuando retorne la confianza estarán entre los más beneficiados del cambio de humor, antes que los papeles en sus diversas versiones.

Pero en el caso argentino, a los efectos de la crisis global, se sumó uno local: la incertidumbre que genera el proceso electoral sobre la economía. En un promedio, la Argentina no enfrenta hoy con la recesión una situación muy diferente de la del resto del mundo. Lo que resulta particular es el proceso político. La primera sorpresa fue el cambio de reglas de juego que implicó adelantar las elecciones legislativas de octubre a junio. El argumento para hacerlo fue reducir la incertidumbre económica que significaba realizar las elecciones en un momento de dificultades, como se prevé será el segundo semestre de 2009. La decisión adoptada ha generado una incertidumbre mucho mayor; es decir, cuál será la gobernabilidad del país en los próximos meses cuando los nuevos legisladores recién asumirán el 10 de diciembre. El discurso de campaña del matrimonio Kirchner venía planteando la inestabilidad democrática si se alteraban las mayorías legislativas y que llevaría a postergar las decisiones económicas. En los últimos días han morigerado sus planteos y presentan un panorama más realista.

En este contexto, la política no perjudicará demasiado al mercado inmobiliario en los próximos meses. Pero cuando el humor se revierta, probablemente será uno de los primeros en buscar el equilibrio en los precios.