Luego de conocerse el comunicado donde la multinacional minera Barrick especuló con suspender el proyecto binacional Pascua-Lama, varias voces se alzaron con más ganas que antes. Las opiniones se dividieron entre quienes están a favor de los pasos de la empresa, y los que la critican por haber hecho mal las cosas y amenazar con irse. De igual forma, en los portadores de ambas posturas se escuchó un denominador común: el miedo. Y hay ejemplos más que concretos para sostener esa teoría: dicen algunos hombres de negocios, que "un par" de bancos han empezado a comunicar a los proveedores mineros que hasta que se resuelva el dilema Pascua-Lama o la empresa de señales un poco más "positivas", las charlas pendientes por financiamiento van a quedar postergadas. Otra bomba en el sector. Más allá de la mala noticia que a nadie le gusta, hay que decir que la reacción bancaria es natural, las entidades deben proteger sus activos y no están dispuestas, en un mundo convulsionado donde cuesta encontrar un sector sin problemas, a arriesgar un peso en algo que no saben cómo acabará. ¿Exagerado? Es probable, porque después del primer comunicado, ese que sembró el terror, Barrick dio una señal más que interesante removiendo media cúpula chilena y a los máximos ejecutivos de Sudamérica, de un plumazo y sin despeinarse. ¿Alguien quería sangre? Ahí está, la sangre llegó. Para algunos incluso eso no fue suficiente y los llamados desde las entidades bancarias se hicieron hasta el mismo viernes, cuando la noticia del movimiento interno ya estaba impresa en los diarios. ¿Qué hace falta? Nadie sabe, lo cierto es que a partir de ahora la situación no es la misma en la minería de San Juan y, a pesar de lo que difunde el Gobierno, los hombres con casco están temerosos a más no poder.
¿Y Mayoral?
Como ocurre cada vez que estas noticias ganan las portadas de los diarios, el secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, no aparece. Esta vez, según le dijo a este diario, no iba a hablar del comunicado de Pascua-Lama porque recién volvía de una conferencia y estaba viajando a China, donde los hombres de dinero de ese país, según el funcionario, están desesperados por invertir en Argentina. Mayoral no quiere hablar de fracaso, crisis, o algo similar, ya que cualquiera de las dos palabras lo involucra: es el encargado de que eso, justamente, no ocurra. Pero contando a Vale, que oficialmente anunció que se va de Mendoza, y la incertidumbre que sembró Barrick la semana pasada, si eso no es crisis nacional, al menos lo es en la región. Paradójicamente, una región que le estaba dando grandes satisfacciones hasta hace algunos meses atrás. ¿Qué puede hacer Mayoral para evitar que Pascua-Lama se vaya al tacho? Muy poco, también hay que decirlo. Pero también hay que decir que el silencio no es bueno, todo lo contrario. Si tiene a alguien que lo asesore en esa área, esa persona le podrá decir que si él no habla, lo hacen los que no saben y seguro lo harán muy mal como, incluso, él mismo se queja. Una paradoja de la que va a salir comunicando, ni más ni menos.
Quién tranquiliza al elefante
Respecto de lo planteado al comienzo de esta columna, dicen que el Gobierno saldrá esta semana a calmar a los bancos para tratar de evitar que la rueda se frene. Si los bancos y otros no prestan, hay empresas que no siguen, simple y sencillamente. Las dilaciones en los pagos de Barrick Pascua-Lama -históricas por cierto- provocan una necesaria participación de las entidades crediticias en el mercado minero. Nadie, micrófono en mano, ha salido a calmar las expectativas negativas de los actores del negocio. Mayoral no habla y tampoco lo ha hecho su compañero de ruta, Felipe Saavedra, el ministro de Minería de San Juan. La empresa tampoco lo hace, ya que las decisiones de ese peso no se toman en San Juan. Habrá que ver cómo, en conjunto, empiezan a remontar el peso de la expectativa negativa, que viene creciendo mucho más rápido que los problemas más importantes que tiene la minería. Deberá el Gobierno provincial no sólo hablar con los actores locales de la cuestión, si no tener en claro qué ocurrirá, ya que de los comunicados de la semana pasada, se enteraron junto a doña Rosa, y se asustaron casi en el mismo nivel que ella. Menuda tarea la de cambiar el escenario, casi como intentar hacer pasar a un elefante por un aro.
