El obispo de Puerto Iguazú, Marcelo Martorell, reclamó ayer a la dirigencia política no malgastar "con intereses egoístas y posturas intransigentes que nos fragmentan y nos dividen" la oportunidad única que presenta a los argentinos "la crisis moral global", sino aprovecharla para "privilegiar la construcción del bien común" y fortalecer la joven democracia.
"Hoy rememoramos y festejamos un nuevo aniversario del nacimiento de nuestra patria, y a poco de las elecciones nacionales de legisladores, es bueno dar gracias a Dios por la democracia que entre todos debemos construir y mejorar cada día", destacó el prelado delante de la presidente Cristina Fernández, miembros del gabinete y otras autoridades.
Al celebrar el Tedeum en la catedral Virgen del Carmen, de la ciudad misionera, Martorell subrayó que "todos los que estamos aquí rezando anhelamos un futuro mejor para nuestra patria. Un futuro en el que haya lugar para la fe en Dios, para la educación, la salud, la inclusión de sus habitantes, en el que se pueda trabajar más y mejor, y en el que sean importantes los derechos y los deberes de los ciudadanos".
"Es bueno reunirse en la iglesia y en todas las comunidades cristianas y que todos los que creemos en Dios agradezcamos juntos el regalo de una patria con una democracia estable que pretende forjar un bien común que pueda beneficiar a todos los hombres y a todos los sectores de la sociedad", aseveró.
Tras recordar que "los inicios de la patria estuvieron signados por valores cristianos y católicos que impregnaron su vida pública y le dieron forma", pidió "respetar y honrar los orígenes de nuestra cultura siendo fieles a la propia identidad".
Martorell insistió en que "la patria nació con el sello de Dios y es bueno renovar esta instancia providencial. Esto es justamente lo que pretendemos hacer en cada celebración de una fecha patria", y consideró que "necesitamos mirar hacia el futuro con esperanza haciendo pie en nuestro presente pero sin olvidar el camino recorrido por los hombres de nuestra patria, sin olvidar la propia historia, nuestras raíces, nuestra cultura".
"Quiera Dios -imploró- que el proyecto de vida político, económico y social que seamos capaces de delinear nos lleve a fortalecer nuestra joven democracia. Que sepamos encontrar las respuestas adecuadas para salir de la profunda crisis moral, que es la raíz de muchos males culturales y sociales presentes en este mundo globalizado, que hoy nos afecta también a nosotros".
El obispo dijo, sin embargo, que "nuestra mirada a la crisis moral global que nos incluye, es esperanzada y esperanzadora" y reiteró que el país está "ante una oportunidad única", que "podemos aprovecharla, privilegiando la construcción del bien común, o malgastarla con nuestros intereses egoístas".
