La relación del Gobierno Nacional con el Vaticano ha entrado en una etapa normal y lógica, si se tiene en cuenta que se trata del vínculo de dos Estados aunque el papa Francisco y el presidente Mauricio Macri sean los dos argentinos más importantes del momento. Después de la reciente visita oficial del mandatario, la segunda desde que está al frente del Ejecutivo, se han echado por tierra las especulaciones de ciertos sectores políticos y de opinión que alentaron un supuesto distanciamiento con clara intencionalidad de política interna.

Quienes han seguido de cerca la actividad de Macri, su familia y la comitiva en Roma, pudieron ver simplemente en las imágenes un clima distendido durante el encuentro con Jorge Bergoglio. Mucho más si se considera el extenso diálogo mantenido el sábado último en el estudio anexo al Aula Paulo VI del Vaticano, donde se plantearon temas de la actualidad de nuestro país con información directa del presidente y el consejo del jefe de la Iglesia para afrontar situaciones como la lucha contra la pobreza y la corrupción, en las que hubo coincidencias con el pontífice, según reveló Macri.

La buena sintonía fue remarcada por el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, que destacó el encuentro como una relación madura y ha quedado un vínculo como debe estar, es decir basado en la autonomía y la cooperación que le hace bien a las dos partes. 

El Presidente de la Nación, como declaró a los periodistas argentinos en la Santa Sede, espera que tras la segunda reunión que mantuvo con el papa Francisco se hayan terminado las especulaciones sobre su relación con el pontífice, en alusión a los supuestos "voceros” del Santo Padre en la Argentina.El diálogo directo, junto a la documentación entregada por Macri, ha tenido como resultado el respaldo y la cooperación del Papa porque, como dice Arancedo, la Iglesia está comprometida con todas las cosas que hacen a la vida del hombre y en este caso particular se trata de la situación del país de origen de Bergoglio y por ello su especial interés en apoyar las políticas contra la pobreza y la marginalidad social.También ha quedado en claro que Francisco no visitará la Argentina en 2017, un año electoral donde podrían aflorar las especulaciones que parecen superadas a partir de esta oportuna reunión.