El escándalo estalló el martes en el Concejo Deliberante de Chimbas y recién trascendió ayer. El tema del presupuesto 2013 fue el eje del debate entre el oficialismo y la oposición, lo que desató una fuerte discusión entre el edil Fabián Gramajo, presidente del bloque Frente para la Victoria, y su par de Producción y Trabajo, Marcelo Díaz. La disputa verbal llegó a tal punto que este último calificó a Gramajo como “un chupa” (leáse, obsecuente), para luego tratar de indignos al resto de los concejales, indicaron fuentes calificadas.
La pelea no terminó ahí ya que trascendió inicialmente que Gramajo y sus 5 compañeros del bloque oficialista habían presentado una nota en la que pedían la remoción de Díaz, pero luego desde el bloque señalaron que lo que habían solicitado era una sanción, a pesar de que los ediles negaron haber realizado semejante planteo. Las fuentes aseguraron que el castigo podría ser de una multa económica.
La pelea se produjo el martes durante la reunión de labor parlamentaria y el clima tenso reinó durante toda la semana. Mañana, Díaz será notificado formalmente de la presentación que hicieron el resto de los concejales y podrá dar sus explicaciones por escrito o de manera verbal. A partir de ahí, es el Concejo el que deberá estudiar si le aplica o no una sanción ya que es el único órgano facultado para hacerlo. En el órgano deliberativo, el oficialismo es mayoría con 6 concejales, mientras que el basualdismo tiene 2 y hay 1 concejal que se maneja independientemente.
El Concejo chimbero se ha caracterizado en los últimos años por tener funcionarios que se han visto involucrados en situaciones polémicas y conflictivas (ver recuadro).
El último escándalo se gestó por el debate en la reunión de labor parlamentaria entre los representantes de las fuerzas políticas mayoritarias que hay en el Concejo y giró en torno al presupuesto 2013. En la dura discusión, Díaz manifestó que rechazaban la aprobación del presupuesto porque presenta un abultado déficit.
Y otras voces opositoras señalaron que no contaron con el tiempo suficiente para estudiarlo. Por su parte, Gramajo, del oficialismo, luchaba a favor del proyecto enviado por el Ejecutivo municipal y luego de duros cruces recibió la calificación de “chupa” por parte de Díaz, quien además trató de “indignos” al resto de los ediles justicialistas. El concejal sospechado dijo que sus definiciones fueron dirigidas solamente hacia Gramajo y que reaccionó así porque fue insultado.
Lo cierto es que el bloque peronista preparó una contraofensiva y el viernes presentó una nota en la que le solicita al presidente del cuerpo deliberativo que sancione al concejal, destacaron las fuentes. Pese al planteo, los ediles oficialistas negaron haber pedido un castigo y se limitaron a decir que simplemente repudiaron los exabruptos y que dejaban a criterio del presidente la posibilidad de tomar alguna medida. Díaz resaltó que “no tendría ningún problema en aceptar un llamado de atención por parte del presidente, pero lo mereceríamos los dos”, apuntando a Gramajo. Éste, por su parte, negó haberlo insultado porque afirmó que “nosotros no caemos en ese juego” y señaló que “la mejor respuesta a este tipo de agresiones es explicar cómo han sucedido los hechos y que el presidente adopte las medidas necesarias que crea conveniente”.
Frente a la posibilidad de un castigo, Díaz remarcó que “si vamos a ser sancionados por eso, voy a pedir que sancionen a otros 2 concejales oficialistas que se dijeron de todo entre ellos en una reunión y a 3 funcionarios (de los que evitó dar nombres hasta conocer que cuál es el contenido de la nota) que en una ocasión entraron a prepotear en el recinto”.
Fuentes calificadas destacaron que entre las alternativas que se barajan es la aplicación de una multa económica. Mañana el presidente del Concejo, Carlos Mañé, analizará la nota y notificará a Díaz para que tenga la opción de contestar por escrito su descargo o expresar una disculpa. El concejal dijo que se arrepintió de sus comentarios y que se disculpó con sus colegas.
