Santiago de Chile, 4 de agosto.- Los estudiantes chilenos, pese a
que la Policía impidió hoy una marcha de alumnos secundarios y
detuvo a 133 jóvenes en Santiago, desafiaron una prohibición
gubernamental y decidieron mantener el llamado a una nueva protesta
en sectores oficialmente vedados, informaron sus dirigentes.
La acción policial para impedir la marcha de los estudiantes
diseminó una densa nube de gases lacrimógenos por todo el centro de
Santiago y alcanzó lugares como estaciones del Metro y la sección de
radiología de la clínica Santa María, que debió suspender la
atención de pacientes.
Según la intendenta (gobernadora) de Santiago, Cecilia Pérez, al
menos 133 personas fueron detenidas y dos carabineros resultaron
heridos durante los intentos de los jóvenes por concentrarse en la
Plaza Italia y marchar por la Alameda Bernardo O’Higgins, ambas
expresamente prohibidas por el Gobierno como escenario de dos
marchas convocadas para este jueves.
El portavoz del Ejecutivo, Andrés Chadwick, afirmó que los
incidentes fueron menores a los esperados y llamó a los dirigentes a
deponer la convocatoria a la segunda marcha, lo que sería la única
‘actitud razonable‘ de los estudiantes, pues La Moneda (sede de
Gobierno) mantiene su decisión ‘de mantener el orden y hacer cumplir
la ley‘.
Grupos de entre 200 y 300 jóvenes trataron reiteradamente de
acceder a la Plaza Italia desde sectores adyacentes, pero el área
fue cercada con vallas por la Policía, que además desplegó
centenares de efectivos que abortaron cada intento de los
estudiantes.
Algunos grupos también trataron de acceder a la Alameda Bernardo
O’higgins para desfilar en respaldo a sus demandas de una mejor
educación pública, gratuita y de calidad, lo que causó la
diseminación de los incidentes por todo el centro de la capital
chilena.
También hubo protestas en algunas ciudades de provincia, como
Valparaíso, Concepción, Valparaíso, Iquique y Quilpué, entre otras.
Pese a la prohibición, los estudiantes se movilizaron desde las
primeras horas del día con la instalación de al menos una veintena
de barricadas, una docena de ellas en Santiago y el resto en
regiones, que marcaron el comienzo de los incidentes.
La represión no amilanó a los estudiantes, que reafirmaron la
convocatoria a una nueva manifestación desde las 22.30 GMT de este
jueves en las prohibidas Plaza Italia y Alameda.
‘Reafirmamos que nos vamos a congregar de nuevo, a las 18.30
(hora local) para poder manifestarnos‘, dijo a los periodistas
Camila Vallejo, presidenta de los estudiantes de la Universidad de
Chile, en las cercanías de la Plaza Italia, con los ojos llorosos
por efectos de los gases.
Vallejo también convocó a ‘un cacerolazo‘ en todo Chile a partir
de las 21.00 hora local (01.00 GMT del viernes).
‘La convocatoria para la marcha de la tarde corre igual, no hay
ningún cambio, nosotros vamos a estar acá presentes, vamos a
congregarnos en este lugar‘, complementó Jaime Gajardo, presidente
del Colegio de Profesores.
Los dirigentes criticaron la represión contra los estudiantes
secundarios: ‘Me siento violentada, es chocante ver Santiago así, me
hace recordar Chile hace 30 años. Éste es un Gobierno de derecha que
repite las prácticas de la dictadura‘, reclamó Vallejo.
‘A uno la imagen que le queda es de un Estado de sitio, donde
cualquier persona que circulara era detenida y revisada‘, añadió.
‘Así debe haber sido hace treinta años‘, dijo a los periodistas
Paloma Muñoz, portavoz de la Coordinadora de Estudiantes
Secundarios, en alusión a la época dictatorial (1973-1990).
Laura Ortiz, otra dirigente estudiantil, coincidió en que el
Gobierno ha recurrido ‘a tácticas dictatoriales‘ para reprimir a los
estudiantes y denunció, en declaraciones a Radio Cooperativa, que
‘incluso hemos escuchado disparos‘, lo que consideró ‘inaudito‘.
Los dirigentes denunciaron que el Gobierno empleó un decreto
supremo (1.086) emitido en 1983 por Augusto Pinochet, que supedita
la realización de manifestaciones a una autorización previa de las
autoridades y otorga a éstas amplias atribuciones para negar el
permiso o disolverlas.
Los estudiantes, que llevan más de dos meses movilizados,
convocaron las marchas mientras esperan responder este viernes a una
propuesta gubernamental de 21 medidas que busca terminar las
protestas, aunque una docena de federaciones ya adelantaron su
rechazo a la proposición.
Según las federaciones, la propuesta es ambigua y alejada de los
problemas de fondo de la educación chilena, aunque el texto apunta a
una reforma que garantice constitucionalmente una educación pública
gratuita y de calidad y el término paulatino de la administración
municipal de la enseñanza, que figuran entre las demandas
estudiantiles.
