El nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, formó ayer un gobierno que sumó el apoyo del Poder Judicial al del Legislativo, pese a la llamada a la resistencia del destituido Fernando Lugo y la presión del aislamiento internacional.

Nueve ministros juraron su cargo ante Franco, cinco de ellos de su Partido Liberal, en una ceremonia en el Palacio de Gobierno poco después de una reunión del presidente con los responsables de las principales compañías petroleras en el país, al que Venezuela ha cortado los suministros.

La ceremonia empezó con ligero retraso, justo cuando concluía una rueda de prensa ofrecida por Lugo a unas manzanas de distancia, en la modesta sede del Partido País Solidario, del izquierdista Frente Guazú, único frente político que mantiene su apoyo al ex obispo.

La totalidad del arco parlamentario apoyó el ‘juicio político‘ que el viernes supuso la destitución de Lugo por ‘mal desempeño‘ en sus funciones, pero el ex mandatario cambió su postura original de acatamiento y ayer reunió a un gabinete ‘por la restauración democrática’ y llamó a ‘resistir’ la toma del poder por parte de su ex vicepresidente.

Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de Paraguay rechazó, a través de su sala constitucional, la acción de inconstitucionalidad que había presentado Lugo por entender que se había violado su derecho a la defensa en el juicio político que le siguió el Congreso. Lugo insistió con sus planes de acudir este viernes a Mendoza a la cumbre de Mercosur.