El abuelo tenía todo listo. El jueves a la noche se acostó pensando que debía despertarse temprano y salir a la Terminal para tomar el colectivo de las 8 con destino a Mendoza. Quizás estaba ansioso por reencontrarse con una de sus hijas y sus nietos, y más todavía porque de ahí viajaban juntos a Neuquén por el cumpleaños de otra hija. Sus planes eran muchos y sólo era cuestión de horas, pero ni bien concilió el sueño, no tardó en llegar la pesadilla. Tres delincuentes destrozaron una ventana trasera de su casa y atacaron a golpes al anciano mientras dormía, después lo maniataron y le robaron los 3.000 pesos tenía para el viaje.
Fue brutal la paliza que recibió ayer en la madrugada el viudo Marcial Samuel Cortéz (88) dentro de su domicilio en calle Perú al 1556 Norte del Bº Misiones, en Concepción, Capital. Terminó con el ojo izquierdo morado, un corte en el cuero cabelludo y otro tajo en la nariz, moretones en los brazos y otras partes del cuerpo, dijeron en la Policía. Con decir que hasta lo dejaron inconsciente y recién pudo asomarse a la ventana a las 10 de la mañana para pedir ayuda. ’Lo vimos muy mal, no podía abrir la puerta porque ni sabía dónde se encontraba la llave. Estaba morado, casi lo asfixiaron con los nudos que le hicieron en el cuello’, relató una de las vecinas (prefirió no dar su nombre), que auxilió al abuelo en primera instancia y le aflojó una sábana que tenía atada al cuello, además le habían enroscado una camisa y la funda de una almohada.
Cortéz es un fotógrafo jubilado que vive solo. El anciano tenía planeado partir a Mendoza y después a Neuquén, pero ayer le arruinaron el viaje. Los ladrones entraron por el fondo, entre las 1.30 y las 2 de la madrugada, y rompieron las rejas de la ventana de su dormitorio, explicaron las fuentes. No se sabe si llevaban armas, dado que el anciano no alcanzó a verlos detenidamente. Sí sabe que fueron tres y que le dieron golpes de puños y patadas hasta dejarlo ensangrentado e inconsciente. Después lo maniataron con algunas prendas. Revisaron toda la vivienda, pero lo único que se llevaron fue la plata del viaje. En la huida, uno de los delincuentes perdió un calzado en el jardín de la vivienda.
