Se conocieron para posar para la foto y a los 2 minutos hablaban como si se conocieran de años. Probablemente se enfrenten hoy en este Gran Prix del Sol de tenis de mesa y cuando dijeron que solamente están para divertirse, realmente no sonaba a frase hecha. El sanjuanino Manuel Videla es, con 76 años, el participante de mayor edad de los aproximadamente 300 inscriptos al torneo en el Cantoni, mientras que de Río Gallegos proviene su ‘escolta’: Juan Sotomayor, de 66 años. Ambos competirán en la categoría ‘Maxi 60 años’, aunque la palabra competir está muy lejos del objetivo de ambos.

"¿Así que le llevo 10 años?", dijo sorprendido Videla al escuchar la edad de Sotomayor, un chileno que hace 43 años vive en Río Gallegos y se jubiló como relojero. "Claro, por eso también me inscribí en la categoría «mayores de 50»", respondió risueñamente Sotomayor.

A pesar de haber nacido el 25 de junio de 1933 y a los 10 años ya estar jugando al tenis de mesa, Videla hará hoy su debut absoluto en un torneo federado. "La verdad es que siempre me gustó -aclaró-, pero muchas veces dejé de jugar. La más larga, unos 13 años". Pero el jubilado de la UNSJ siempre vuelve a tomar la paleta y desde hace 5 meses juega los lunes y miércoles en el Sporting Estrella con un grupo de amigos. "Los otros se echaron atrás. Yo no me animaba mucho tampoco, pero me terminé inscribiendo porque me presionó mi hijo", confesó Videla.

"Es que es así. Mi hija me compró una cámara de fotos de esas modernas de ahora y me dijo que sacara muchas, que esas se pueden enviar… pero yo ya le pedí a otro que la maneje a la cámara", agregó Sotomayor y así la entrevista pasó directamente a ser una conversación entre ambos, que saltaba a una velocidad de un tema a otro como una pelotita de tenis de mesa. Tecnología, salud, filosofía de vida y hasta datos para comprar recuerdos de San Juan, tierra de buenos vinos, fueron abordados en un puñado de minutos.

Sotomayor, nacido el 22 de abril de 1943 y dueño de unos canosos bigotes bien al estilo ‘Dalí’, dejó para el final un pedido a su posible contrincante: "no me pida que salga corriendo a 5 metros para defender una pelotita". "No se preocupe -respondió Videla-, si yo a rematar nunca aprendí. Pero eso sí, me defiendo muy bien". Ambos arrugaron un poco más sus frentes con la sonrisa espontánea y se evidenció que alcanzar un trofeo no es el objetivo de ninguno. Es que ambos ya tenían esa sensación de que muestran los ganadores.