En la década del 50, las inquietudes por aprender y capacitarse en un oficio, crecían a pasos agigantados. Justamente allí, los hermanos Orlando y Emilio García Díaz (el padre del actual propietario) además del cuñado de éste último, Humberto Vitale, encontraron un espacio para dar un servicio: crearon un instituto de capacitación laboral que inauguraron en 1958. En un principio solo dictaban un curso de Perito Contable, que captó a muchos de los empleados bancarios y otro de dactilografía, un saber básico para la época para conseguir un trabajo.
Los secretos de las máquinas de escribir fueron por mucho tiempo el gran fuerte del instituto que al poco tiempo de nacer ya implementó un novedoso sistema norteamericano de escritura veloz.
A medida que la gente demandaba más temáticas, en el Instituto encontraban una respuesta, a veces no tan ligada a temas comerciales, sino además en vetas artísticas o de idiomas inclusive. Probaron muchas ramas e inclusive en 1984, el Instituto Cervantes, se convirtió en 1984 en el primer centro privado de la provincia en otorgar títulos terciarios. Actualmente tienen dos sedes.