Las camelias son plantas arbustivas que desarrollan flores de gran belleza durante las épocas frías, por lo que pueden ser una excelente alternativa para alegrar y adornar el jardín durante el invierno. Además de ser muy hermosas, son plantas sensibles y un poco exigentes, por lo que requieren algunos cuidados especiales.
Las camelias, cuyo nombre científico es Camelia japónica, su nombre común o vulgar, Camelio común. Es de la familia de las Teaceae. Su origen: Asia oriental, China, Japón, Indochina y varias islas de esa zona.
Esta planta llegó a Europa desde Oriente (Japón y Corea, fundamentalmente) de la mano de los jesuitas. La etimología del nombre de género proviene de un padre jesuita, que vivió en el siglo XVII, Camellus.
Son plantas delicadas, ya que en general, no toleran los cambios bruscos de temperatura y humedad, ni les hacen bien los transplantes.
Necesitan de un ambiente fresco, muy ventilado y claro, pero sin la luz directa del Sol, lo ideal es un área semi-sombreada. Es recomendable plantarlas en un sustrato ácido, podemos agregar un abono orgánico al suelo, con abundante materia orgánica y con buen drenaje
Es un arbusto o árbol perennifolio, de crecimiento lento. Excepcional por su floración otoñal e invernal. Existen más de 3.000 variedades diferentes de la Camelia japónica, número que cada año va en aumento con la aparición de otras nuevas. Camelia sasanqua es una especie similar a la Camellia japónica, se diferencia de ella por su floración más temprana que se sitúa en torno al otoño y principios de invierno.
En el jardín es un arbusto muy vistoso durante todo el año, por su follaje permanente y su uniformidad. Se utilizan en jardines como elementos individuales o setos. También se pueden cultivar en macetones y para flor cortada.
Es símbolo de: Longevidad, lazo de amor, feliz matrimonio, fortuna, victoria y felicidad.
Condicionamientos
Elimina las ramas muertas, secas o enfermas, preferiblemente en invierno. Tocones secos (trozos de ramas que no tiene brotes y están secos). Rebrotes que hayan podido surgir desde la misma raíz (se les llaman sierpes). Rebrotes del pie del arbusto que sean débiles o mal situados y no nos interese que se desarrollen como rama del arbusto. Ramas cruzadas, mal orientadas o que enmarañan el arbusto. Ramas que sobresalen mucho del arbusto por su exceso de vigor (se le llaman chupones). Se aclara el arbusto. No conviene dejar madurar sus flores a frutos porque que le quita fuerza. Si es necesario, corrige la asimetría para mejorar la apariencia, por ejemplo, si está la copa descompensada.
No podes a la Camelia cuando tenga capullos. Despunta todos los ramos inmediatamente después de la floración, en primavera, a pulgares cortos de 2 ó 3 yemas laterales, es decir, cortando justo por encima de la segunda o tercera yema contada desde la inserción del brote. De estas yemas surgirán brotes que al año siguiente darán en la punta de los nuevos ramos una flor.