Para varios especialistas en economía, el panorama recesivo en Argentina, el déficit en las cuentas públicas y la sensación de incertidumbre de los inversores extranjeros son las principales preocupaciones que enfrentará el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tras estas elecciones.
"En los meses posteriores a las elecciones la situación económica va a ser un poco peor. En los últimos meses todo fue empeorando y todavía no se llegó al pozo más hondo de la recesión", apuntó el economista Orlando Ferreres, en diálogo con DIARIO DE CUYO.
"Es de esperar entonces -continuó- que se profundice el desempleo. Por eso el Gobierno adelantó las elecciones. Porque en marzo se dio cuenta que iba a pasar todo esto y que podía profundizarse en octubre (mes en el que debían desarrollarse los comicios)".
Según Ferreres, "este panorama puede provocar una gran erosión en la recaudación impositiva. Por eso, el Gobierno va a tener que apelar al dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de que no le gusta".
En el mismo sentido, el economista Dante Sica, director de la consultora abeceb.com, consideró que "el Gobierno va a tener que abrir los canales de financiamiento internacional", impulsando acuerdos no sólo con el FMI, sino también con el Club de París y los acreedores que no participaron del canje de deuda del 2005.
Para que la escasa recaudación no provoque más déficit en las cuentas públicas, "al Gobierno sólo le queda el camino de la devaluación sostenida y la estatización del comercio exterior (confiscación de silos bolsa y cajas de seguridad), dijo Jorge Ávila, economista del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina (CEMA).
Para evitar esos resultados desfavorables en sus cuentas, el tesoro nacional ha venido dependiendo de los préstamos provenientes de la agencia estatal de jubilaciones y pensiones (ANSeS), desde que el Gobierno estatizó el sistema a fines del año pasado.
"Esa confiscación de ahorros para la vejez de quienes eran afiliados a las AFJP aumentó la percepción de riesgo en Argentina", consideró Aldo Abram, director ejecutivo del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-ESEADE).
Tanta sensación de riesgo como la que genera la elección presidencial del 2011. Según Abraham, estos meses que vienen "serán de un fuerte desgaste del poder del Gobierno", por lo que "las tendencias recesivas deberían volver hacia finales de 2010 o inicios del siguiente".
Para la prensa internacional, ese clima de incertidumbre también afecta a los inversores extranjeros, quienes temen que "una derrota oficialista pueda llevar al Gobierno a tomar medidas poco amistosas". Como, por ejemplo, que el Gobierno argentino acentúe su política intervencionista y estatista que tiene con empresas privadas, terminando así de alejar a los inversores.
"En el escenario de los próximos dos años Argentina está en recesión o en un contexto de nulo o bajo crecimiento, ante lo cual el desempleo y el empobrecimiento tienden a subir. El cuadro de conflictividad va a ser mayor", apuntó Claudio Lozano, diputado nacional y economista de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Agregó que "si se mantiene el proceso del fuga de capitales y no hay política de regulación cambiaria distinta, vamos a tender hacia una mayor devaluación, con el impacto que esto tiene sobre los ingresos de la población".
Para amortiguar efectos desfavorables frente al riesgo de déficit, el Gobierno debe "recortar subsidios a las empresas. Pero todo indica que han avanzado en estatizaciones que implican más subsidios, como Aerolíneas Argentinas", explicó Colina.
En cambio, Ferreres considera que una buena salida es que, "para evitar dificultades de gobernabilidad, el oficialismo debe buscar hasta el 2011 una conciliación política con los sectores opositores".
Aunque reconoce que son medidas impopulares, también consideró que "lo que se puede hacer (para ordenar las cuentas del Gobierno) es aumentar la tarifa de servicios públicos tales como el transporte, electricidad, gas y agua".
De todos modos, advirtió que si las cuentas del Gobierno nacional son deficitarias, "le va a llegar menos plata (coparticipable) a las provincias y eso puede provocar un atraso en el pago de sueldos provinciales. Ya de hecho, en algunas provincias se paga con 20 días de demora".
