¿Quién no tiene entre sus tesoros a una pequeña piedrita de colores? Porque es el souvenir de unas vacaciones o simplemente porque gustó, esa piedra de colores o un trozo de mineral ocupa un lugar destacado entre los recuerdos. Con esta premisa y porque invita al disfrute, la colección de minerales puede convertirse en una afición compartida entre grandes y chicos. Esa primera roca vistosa puede ser el inicio de una vasta colección. Sólo hace falta paciencia, información y muchas ganas de aprender.

Para la licenciada María Beatriz Ponce, subdirectora del Centro de Investigación de Geología Aplicada (CIGA), del Instituto de Tecnología Minera (INTEMIN), dependiente del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), es una tarea que invita a introducirse en un mundo casi desconocido y fascinante. “Tomar conocimiento de las condiciones en que los minerales se han formado nos cuenta una historia muy conectada a la historia del mundo en que vivimos y a la cual pocos tienen acceso. No es común imaginarse que un mineral que aparece en la superficie sea el resultado de grandes movimientos desde el interior de la corteza terrestre, que haya experimentado la acción de temperaturas y posteriores enfriamientos dando como resultado un ejemplar que llama la atención por sus características visuales”, explicó la geóloga.

Según Ponce, comenzar con una colección de minerales permite conocer sobre su utilidad y aplicaciones. No en vano a la hora de hablar de la minería en las escuelas, la recolección de ejemplares en campo es una de las alternativas didácticas más utilizadas para hacer referencia a la aplicación de los minerales.

Sin ir más lejos, el año pasado el Gobierno de San Juan presentó el libro “Docentes del Bicentenario”, en cuyas páginas se recopila propuestas didácticas vinculadas a la enseñanza de la minería en las aulas y entre las cuales hay más de una que tiene a la recolección de minerales entre sus acciones.

Por otra parte, el plus de la colección de minerales es la oportunidad de generar pequeñas excursiones para recolectar ejemplares y aprovechar el tiempo al aire libre en un fin de semana. Una de las opciones es recorrer las inmediaciones de las canteras de travertino en Albardón, donde pueden encontrarse trozos pintorescos de mármol. Un tanto más lejos pero muy interesante, es llegar hasta Valle Fértil, disfrutar del circuito turístico minero de la localidad que recorre algunas canteras de mica y feldespato de la zona, y aprovechar la oportunidad para obtener minerales del lugar.

Si se amplía el panorama y pueden visitarse otras provincias, la provincia de Córdoba con sus alrededores graníticos, siempre es un lugar atractivo. En esa zona, en mitad de la llanura pampeana y a 800 Km. de Buenos Aires, existe una cadena de montañas en las que afloran pegmatitas con gran cantidad de minerales típicos de esas estructuras. Hacia el sur y en la provincia de San Luis, se puede llegar a la mítica localidad de la Toma, con sus expertos en mármol ónix, de gran tradición mineralogista en minerales de ornamentación.

Bajo la sugerencia experta de la Licenciada Ponce del SEGEMAR y para quienes deseen iniciarse en la colección de minerales, CUYO MINERO ofrece en esta edición algunas claves para tener en cuenta.