Roberto Pérez (30) pidió que le hicieran a su esposa tres ecografías para ver si alguna le decía que venía el varón, pero no hubo caso. El bebé en el vientre de Sandra (32) era nena y nada menos que la séptima del matrimonio. En Cochagual, Sarmiento, nació Betina Marlen y tanto los papás, con ayuda en la gestión de la municipalidad, intentarán que se convierta en ahijada de Cristina Fernández, según lo establece la ley que garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación del séptimo hijo de una prole del mismo sexo.

Hace tres semanas que Roberto no consigue una changa y ayer fue a buscar al intendente Alberto Hensel para pedirle una mano. Fue allí que en el municipio se enteraron del caso y los Pérez supieron que Cristina podría ser la madrina de su hija. ‘Si nos puede dar una mano, se lo vamos a agradecer‘, dijo Roberto. La Ley 20843 establece el otorgamiento de un diploma, una medalla recordatoria y una asistencia financiera, monto que ayer intentaban establecer desde la municipalidad.

A Betina Marlen no le faltan brazos para mecerla y duerme tranquila pese a tantos visitantes. Nació a las 3 de la mañana del 22 de mayo en su casa, en la pieza donde su madre dormía junto a sus 6 hijas. ‘Lo desperté a Roberto y le dije que estaba por tener. Él salió corriendo a buscar a su mamá, que es partera, y a llamar la ambulancia. Pero apenas le di tiempo a mi suegra de que acomodara la cama, porque ahí nomás nació Betina’, contó Sandra, quien tuvo a su primera nena a los 18 años.

Con 2,880 kilos, Betina llegó al mundo mientras 5 de sus hermanas dormían sin tener idea de todo lo que pasaba en esa habitación. Sólo Yésica (13 años, la mayor) estuvo despierta y presenció el parto.

Los Pérez viven en el barrio Cochagual Centro, en una casa de dos habitaciones y un comedor con piso de cemento, abrigado con el calor de un brasero. Como no puede ser de otra manera en un hogar con mayoría de voto femenino, las paredes son de color rosa y entre los cuadros de las niñas aparecen colgados unos diplomas por mérito y conducta. Es que salvo Valentina (2); Yésica, María Soledad (12), Lorena (9), Lourdes Milagros (7) y Gimena Paola (4) asisten a la Escuela Juan VI, con excelentes notas.

En la casa de los Pérez se respira tanta humildad como alegría. El padre ya está acostumbrado a ver novelas, las nenas más grandes ayudan a la madre a limpiar la casa y el lavarropas a paleta no tiene descanso. Las mujeres de la casa, en tanto, duermen distribuidas en dos camas y una cucheta. ‘Nos quedó chica la casa, pero el corazón es grande. Yo esperaba un varón, pero a Betina me la mandó Dios. Algún día tendré yernos y nietos’, contó Roberto.

Entre los antecedentes, uno de los casos más recordados fue el de Fernando, séptimo hijo varón y mellizo de Eugenia, en 2004. El gobernador Gioja fue el padrino.