Tres veces ganadora de un Martín Fierro como actriz cómica, es la madre de Sebastián Estevanez en Dulce amor y forma parte de Los Grimaldi, la obra que creó y protagoniza Nazarena Vélez y que ahora llegará a San Juan como parte de la gira nacional. Amable, sin divismos, Georgina Barbarossa, conversó con DIARIO DE CUYO. Se autodefine como una madre para los elencos que integra y aprende a querer. Se revela ante lo injusto, y por eso fue noticia hace poco cuando en Twitter se cruzó con Andrés Calamaro-que posteó una foto desnuda de su ex, Micaela Breque-. ‘Yo no la conozco a la chica, pero me pareció burdo, de poca ética, esas cosas no se hacen. Jamás vi una cosa tan baja’ opina Georgina que está ansiosa por llegar a San Juan, admite que le gustaría tener tiempo de conocer más de "las bellezas’ de la provincia y "tomar sus buenos vinos’, aunque no será esta vez.
-¿Cómo te sentís con Los Grimaldi?
-Fue un verano maravilloso, porque uno va encontrando familias con los elencos. Yo venia de una familia muy fuerte, de lazos entrañables en Dulce amor, fue un año muy fuerte en cuanto a lo laboral, de mucha ‘amorositud’. Nos divertimos mucho. Y Nazarena hizo esta mezcla mágica. Ella armó el elenco y después escribió la obra a medida. Fue muy loco. Nazarena está totalmente loca y los artistas estamos también locos y nos tiramos a la pileta. La única condición que yo le ponía era que fueran realmente artistas, que no fueran mediáticos de estos que aparecen en cualquier lado, sino gente que haya estudiado, gente del palo. Y se armó este elenco que es una especie de Village People, desde Ranni hasta la última incorporación que en reemplazo de Bárbara Vélez, que fue para hacer una tira y lloró un montón el último día, Mica Vázquez (la hermana de Marcos en Dulce amor) que vuelve a ser mi hija, es una chica muy talentosa, la quiero mucho.
-El elenco te llega desde lo emocional…
-Es tu familia, con quienes tenés que convivir, gracias a Dios, salvo dos veces que tuve que trabajar porque no tenía alternativa, trabaje siempre con gente que quise mucho y aprendí mucho de ellos; muy cómoda y feliz. Y hasta altura si no es así, prefiero irme. Esta profesión los actores somos dadores, más allá que somos narcisistas, sino no te subís a un escenario para que te aplaudan. Los actores haciendo teatro hacemos una ceremonia. Oficiamos esa ceremonia y el público que va a creer ese cuentito. Ambos sabemos que es mentira, pero los dos nos arreglamos y perfumamos para ir a esa ceremonia. Por eso el encuentro del teatro es ceremonial.
-¿Cuál fue la clave para el éxito de Dulce amor?
-Yo creo que fue todo. Creo en la magia, en la alquimia, la idea de Quique, todos pasamos a querernos, no hubo fisuras. Pero creo que tiene que ver con que la gente quiere volver a verse identificado en la televisión, el cine o el teatro. Todos necesitan divertirse porque le pasan las mismas cosas.
-¿Cómo fue el verano, yendo de Carlos Paz a Buenos Aires a grabar?
-Sinceramente fue agotador, pero yo lo hacía con mucho amor, porque sentía dividida entre dos familias. No me podía ir de Dulce Amor, que en realidad no nos imaginábamos nunca que iba a ser este éxito y como estaba previsto que terminara en noviembre, yo había agarrado Los Grimaldi. Me hubiera gustado estar más en Dulce Amor, pero no le quería fallar a Nazarena porque tenía un contrato, por eso Quique, me dijo "no te lo pierdas’ y mandaron a Isabel (su personaje) a un crucero con el comisario.
-Y cómo se vivió la competencia con Tinelli? Le ganaron varias veces…
-¡Qué locura, qué locura! ¿Cómo se puede creer eso? Sí, estuvimos todo el tiempo cabeza a cabeza. Fue muy loco, nunca imagine que le ganaríamos a Tinelli. Quique (Estevanez) se tenía mucha fe. Esta novela iba a las 3 de la tarde y cuando Tomas Yankelevich ve los primeros capítulos, lo llevó al horario central. A mí me dio un poco de miedo, pero Quique jamás tuvo miedo.
-¿Cómo influía esto del rating en el elenco?
-Por supuesto que te levanta el ánimo. ¿Quién puede decir que el rating no le importa? Mentira, si tenés un éxito cómo no te va a importar.
-Y Sebastián Estevanez, ¿cómo es como compañero?
-Es un sol. Es como en la ficción. Lo quiero, lo extraño, es tan generoso, un chico tan humilde. Todos nos potenciábamos mucho trabajando. Yo hablo mucho de Sebastián, Mica, Esteban Prol, era nuestra familia. A los autores les agradezco trabaje con mucha libertad, porque si yo agregaba algo y les gustaba al día siguiente aparecía en los otros libretos.
-¿Qué opinás del escándalo en el que quedaron envueltas Iliana Calabró y Karina Jelinek?
-Un horror, me parece que abramos los ojos, escuchemos, veamos, nos informemos, para ver qué esté pasando. Más allá de que todo no creo que Fariña, no haya sabido que lo estaban filmando, no es un tarado, ¡mirá si Lanata no va a llevar una cámara! Pobre Karina, cualquier persona, que la usen debe sentirse muy mal. Lo de Iliana me da mucha pena, porque es una chica muy trabajadora, y toda la familia es intachable, me da pena que esté expuesta de esta forma, no se lo merece. Igual no sé qué pasó, yo creo en la Justicia, y si no es acá, creo que la Justicia Divina y en la causa y efecto. Todo lo que haces mal te juro que te viene en contra. Para que Iliana salga con un pañuelo y anteojos, con lo coquetísima que es, es porque está destrozada.
