Apenas pasadas las 20, anoche, Aníbal Pachano regresó al Teatro Sarmiento, donde subió a escena junto a su hija Sofía y una compañía de bailarines para recrear su Smail (la pronunciación fonética del término inglés smile, que significa sonreír), dentro de la temporada de la Fundación Protea y con un gran despliegue de luces y vestuario.
A dos años de su última presentación en San Juan, cuando llegó con Pour la gallery; el coreógrafo montó un deslumbrante music hall, compuesto de varios bloques y un potpourrí de anteriores producciones suyas como Dominó, Tangou, Smoke y Varieté.
Unas 700 personas, según la organización, aplaudió esta nueva creación. Zapateo, algo de flamenco, danza clásica y jazz, son algunos de los estilos que recorrió una ágil puesta de cuadros que, aunque no fueron una muestra de complejas piruetas, cautivaron a la platea, cada uno con una historia en sí, como el tributo a María Elena Walsh con un enganchado de sus canciones, su versión de Cabaret y el homenaje a Amy Winehouse. Además, el también jurado del Bailando 2012, se da el lujo de hacer un ácido monólogo al final. En vez de un conejo, Pachano saca de la galera un camaleónico mundo, a su imagen y semejanza.
