Miguel Palma (24) parecía no tener otra salida que dar su versión. Luego de que su novia Rosa Videla (27) y la cuñada de esta joven, Noelia Corvalán (20), lo señalaran claramente como el autor de las más de 140 puñaladas que la tarde del sábado 7 de julio pasado, en Pocito, terminaron con los días de su esposa y madre de sus dos hijos, Cristina Olivares (26), el joven llegó ayer hasta el Primer Juzgado de Instrucción que dirige Benito Ortiz y empezó a defenderse. Tranquilo, Palma negó cualquier vinculación con el aberrante homicidio y comenzó a deslizar lo que a todas luces parece instalarse como su principal estrategia: culpar a quienes lo acusan.
‘La Rosa me arruinó la vida’, dijo en el primer tramo de su declaración indagatoria como sospechoso de un grave caso delito, castigado con perpetua, dijeron fuentes judiciales.
Según voceros del caso, el joven también dijo que aquella tarde esperaba que Cristina (con quien estaba separado pero la frecuentaba) lo fuera a buscar en moto, para que él se encargara de sus hijos mientras ella salía a trabajar cuidando un enfermo. Y aclaró que la joven nunca llegó a la casa de sus padres en calle 7, Pocito, donde él esperaba.
En contra de esa versión aparecen los dichos de la novia de toda la vida de Palma, Videla, y los de Corvalán. Con algunas diferencias en el relato, ambas complican a Palma como autor del crimen. Es más, Rosa Videla señaló que aquella vez conversaba con Palma en Lemos y 7, cuando llegó Cristina en moto. Precisó que conversaron los tres hasta que Palma sugirió ir a otra parte en el vehículo de Rosa, una VW Saveiro, en la que avanzaron hasta que ella bajó y quedó a unos metros. Cuando la llamó -dijo- vio a Cristina ensangrentada y entonces entró en una crisis de nervios que obligó a su novio a increparla y golpearla para que se calmara, informaron fuentes judiciales.
También dijo que en eso llegó Corvalán y los siguió llevando la moto de Cristina. Y que ambas se llevaron la moto y el cuchillo en la camioneta, mientras Palma quedó junto al cadáver.
