En medios diplomáticos se manejan tres desenlaces posibles de la peculiar crisis política en Honduras, un país con dos presidentes -uno de facto, y otro sin poder pero con reconocimiento externo- desde el retorno del destituido Manuel Zelaya. Todo dependerá de que Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, consiga suficiente apoyo popular como para que el país se vuelva ingobernable e intervengan las Naciones Unidas para reinstalarlo en el poder.
"Finalmente, todo va a depender de cuál de los dos presidentes tenga más peones", dijo un embajador latinoamericano con metáfora ajedrecística. "Si hay grandes tumultos callejeros y muertes, es más probable que Estados Unidos y los países latinoamericanos aumenten la presión para que Zelaya sea repuesto en el cargo".
Estos son los principales escenarios que se vislumbran:
Brasil puede pedir a la ONU que intervenga en la crisis hondureña. A diferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONU puede enviar tropas de paz a un país cuando el Consejo de Seguridad determina que existe riesgo de violencia regional. Ya ocurrió en Haití, en 1994, cuando se envió una fuerza multinacional para restablecer en el poder al destituido presidente Jean-Bertrand Aristide.
"Puede consolidarse la idea de que estamos frente a un nuevo tipo de golpe, un golpe correctivo, que no pretende una permanencia en el poder por años sino bloquear una acción presidencial (ilegal) y relanzar el juego democrático a los pocos meses", dijo Dante Caputo, ex canciller y actual asesor del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza.
Mi opinión: Soy optimista y creo que veremos algo cercano al tercer escenario. Tal vez urgido por la amenaza de una intervención de la ONU, Micheletti probablemente se vea forzado a aceptar un diálogo tendiente a garantizar el reconocimiento internacional de las elecciones de noviembre. Y si eso no ocurre, lo más probable es que el gobierno electo convoque a nuevas elecciones -bajo supervisión internacional- para lograr que se levanten las sanciones económicas contra Honduras. En cualquiera de ambos casos, como suele ocurrir, lo más probable es que se llegue a una solución negociada, y que los protagonistas de esta crisis pasen al olvido.
"NINGUNO de los dos presidentes brilla por su sabiduría y carisma. Tal vez dentro de algunos años no recordemos los nombres de Zelaya y Micheletti. Es lo mejor que puede ocurrir.
