Para el joven era un trámite simple. Como todos los días, Sebastián Muñoz (23 años) se montó en su bicicleta y salió desde su casa en Chimbas hasta una droguería de Capital, para comprar analgésicos. Desde hace un mes, cuando lo dejaron sin trabajo en un frigorífico, el muchacho vende esos medicamentos por diferentes barrios chimberos. Sale temprano por la mañana de su vivienda y regresa de noche. Es más, ni va a almorzar con tal de hacer unos pesos más con el objetivo de ahorrar cada centavo. Y todo ese sacrificio es por una sola causa: a su primer bebé, de 7 meses y medio de gestación, le descubrieron un hernia diafragmática (una enfermedad congénita que desplaza los órganos del abdomen y se forman en el pecho) y apenas nazca, lo tienen que intervenir porque su vida corre peligro. Una operación costosa, que de no realizarse en el hospital Rawson, se la deben hacer en Mendoza. Por ello, la semana pasada su padre pidió un préstamo y le otorgaron 4.000 dólares (15.600 pesos) para darle una mano con la operación. Además, el joven había juntado 1.000 pesos más, contó Muñoz.
Nunca confió en dejar esa gran cantidad de plata en su casa por temor a que se la robaran. Por eso, ayer en la mañana, salió por segunda vez con toda esa plata en la billetera y enfiló hacia la droguería. Pero la salida no iba ser una más, porque esa decisión arriesgada le costó muy caro. Apenas salió del comercio, dos ciclistas lo sorprendieron. Uno lo tomó por detrás, le sacó la billetera con la plata y escapó. Sebastián los persiguió desesperado, pero fue inútil. Los dos ladrones se separaron y huyeron con los 16.600 pesos de la operación, afirmó la víctima.
Todo sucedió ayer alrededor de las 9 en la esquina de Patricias Sanjuaninas y San Luis, Capital. A esa hora, Sebastián Muñoz, oficial choricero desempleado, llegó a una droguería ubicada en ese cruce para comprar analgésicos. Cuando salió e hizo unos metros, un sujeto en bicicleta lo sorprendió desde atrás y le dobló un brazo hacia la espalda, mientras su cómplice hacía de campana, afirmó Muñoz. En medio del forcejeo, el ladrón le metió la mano en un bolsillo y le sacó la billetera. Ese sujeto enfiló en el rodado en contramano por Patricias Sanjuaninas y el otro tomó en otra dirección, mientras el muchacho los perseguía a los gritos. Así llegó hasta la feria, pero perdió al delincuente con el dinero. Ahí se subió a un remís para seguir buscándolo, aunque nunca dio con él.
"Pedí ayuda y nadie se acercó. Yo no le pido ayuda a nadie porque esa plata la junté con sacrificio y ahora voy a hacer lo mismo para recuperarla", afirmó Muñoz, indignado.
