El viernes 11, José Luis Gioja comenzó la mañana de muy buen humor. Es que a las 8 tenía que pasar por la Terminal de Ómnibus a buscar a su hija Flavia, que había llegado a visitar a la familia. Se hizo un tiempo para desayunar con la joven que hace unos 13 años tomó los hábitos para ser monja y con su compañera de toda la vida, Rosa Palacio, ya que en unas horas tenía que participar de una serie de actos e inauguraciones en Valle Fértil en el marco de la campaña electoral. “Le pedí que no fuera”, aseguró su esposa, quien explicó que lo hizo para que aprovechara la visita de su “pequeña” dado que “no viene tan seguido”. Entre risas, el Gobernador le dijo que “es lo mismo que yo le pidiera a Flavia que no vaya a un retiro espiritual”. Fiel a su dedicación por la política, cumplió con la agenda y cuando encaraba el regreso junto a Margarita Ferrá de Bartol, Daniel Tomas y Héctor Pérez, el helicóptero de la Gobernación que piloteaba Aníbal Touris se desplomó.

Al enterarse, ella confesó que la sensación fue horrible. “Casi me muero”, resaltó. Desde entonces y como hace casi 40 años, está al lado de José Luis, velando por su mejoría, amparada en su profunda fe y en el cariño de la gente. La abriga la esperanza: “Sé que Dios lo va a sacar de esta situación”. Y cuando se recupere, le recordará algo pendiente. “Prometió llevarme a ver a la Virgen de Lourdes, en Francia, y tiene que cumplir, va a cumplir”, dijo entre risas y con optimismo.

La esposa de Gioja ayer accedió a hablar con DIARIO DE CUYO y contar las sensaciones que vivió tras el accidente, cómo lleva adelante la internación de su marido, la gratitud por las innumerables muestras de afecto y la confianza en su recuperación.

Una imagen que le quedó grabada fue cuando su marido tuvo que partir para llevar a cabo la agenda de ese día trágico. “Siempre que se va, necesita escuchar el saludo, el ‘que te vaya bien”, explicó. El Gobernador saludó con afecto a Flavia y le pidió un beso a su mujer. En broma, en ese juego íntimo propio de los matrimonios y parejas, Rosa le hizo un gesto cómplice: se tocó la mejilla con su dedo índice, como diciéndole “yo no te lo voy a dar, vení damelo vos”. Y el hombre aflojó, se acercó y la besó.

Pero la mujer se quedó con el tema de no regalarle el beso. Tras el accidente y luego de que Gioja abriera los ojos durante la internación, Rosa le consultó si la reconocía. Este respondió que sí y su esposa le hizo la pregunta crucial: “¿Puedo darte un beso?”. Después de que asintiera con su cabeza, su esposa pudo darse el gusto.

Luego de que conociera la noticia de la caída del helicóptero, Rosa señaló que “me fui enterando de a poquito de las quebraduras y pensé ‘los huesos se arreglan’ y que no era mucho”. Sin embargo, cuando lo vio en Terapia Intensiva la sorpresa la invadió. “Lo vi entubado, hinchado, no era él”, resaltó. Pero a medida que fueron pasando los días, “fue mejorando y lo veo con mejor color. Va progresando cada día, paso a paso, lentamente”.

La esposa resaltó que “esto es lo más fuerte que nos ha pasado” y que le venía pidiendo “que se cuide, que no trabaje tanto, por temor a estas cosas”. Por eso, ahora manifestó que tras su recuperación, será el momento de reflexión y que le pedirá que baje un poco el ritmo. Sin embargo, es consciente que su marido “va a seguir trabajando” porque es “muy fuerte”. Y en la agenda que tiene el Gobernador con su mujer y su hija Flavia se encuentra una promesa para visitar a la Virgen de Lourdes, en Francia.

Rosa está esperanzada en que Gioja se va a recuperar y se apoya en el pilar de la fe. “Cuando los médicos nos dijeron que estaba en manos de Dios, sentí mucha tranquilidad. Es que Dios es nuestro amigo, está con nosotros. Sé que lo va a sacar de esta situación”, afirmó.

La primera dama provincial señaló que “José Luis tiene conciencia de todo lo que pasó y sabe dónde se encuentra. La doctora le explicó todas las circunstancias médicas”. Sin embargo, reconoció que no está al tanto de lo que le sucedió a Margarita, quien perdió la vida en el accidente.

Por otro lado, Rosa está sumamente agradecida. Con el piloto Walter Gallardo, que fue el encargado de traer al Gobernador luego del accidente. “Apenas se enteró, inmediatamente fue al lugar y llegó a tiempo. Fue la clave…”, remarcó. También resaltó que se siente emocionada por el apoyo de la gente. “Lo que lo está sanando a José Luis es la fuerza espiritual, la fe y el cariño de la gente. La fuerza de la oración de todos los sanjuaninos se siente y se refleja en la mejoría”. Además, la mujer está agradecida con los médicos, los enfermeros, los técnicos y el personal en general del Hospital Rawson.

Como muestra de su devoción, Rosa armó un santuario en una piecita que le prestaron en el sector de Urgencias y que solía ocupar un médico. Allí están todas las imágenes y cartas que le ha entregado la gente para augurarle a Gioja una pronta recuperación (ver recuadro).