Dos horas antes los hinchas verdinegros ya empezaron a ingresar al estadio. Se ubicaron en un sector de la popular Sur, en la segunda bandeja y lo primero que hicieron fue colgar los trapos. ‘Villa San Damián, Villa Krause, Calle 10, Agrupación Virgen de Fátima‘ fueron los primeros que le pusieron el color sanjuanino a la tarde-noche rosarina.
Los dieron 2.000 localidades, pero no la llenaron. Fueron 200 en total y la falta de fanáticos se debió a que a último momento parte de la barra no pudo viajar, dado que las empresas de colectivos que los iban a trasladar les pidieron cerca de $15.000 como forma de seguro, para cualquier inconveniente que se produjera con sus movilidades, debido a los antecedentes que ocurrieron cuando San Martín jugó contra Godoy Cruz, y el fin de semana ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro.
Incluso varios ingresaron con el primer tiempo ya en acción. Diferente a los de Central que llenaron el Gigante de Arroyito, con capacidad para más de 40.000 personas, y nunca cesaron su aliento. ‘Nosotros alentamos, ustedes a ganar‘, retumbó en una cancha que siempre tuvo clima de final.
Reprocharon cada pelota perdida y hasta se burlaron de Cristian Alvarez cuando al hacer un lateral en ofensiva pidió el cambio de fútbol, y el pasa pelotas se la tiró pegándole en la cara y motivando el insulto del defensor verdinegro.
La diferencia entre las hinchadas fue que mientras la local presionaba a sus jugadores, los 200 sanjuaninos alentaban a más no poder para igual hacerse sentir.
