La Justicia dispuso ayer que los chicos alojados en un hogar de la Fundación Felices los Niños, que se resistían a ser desalojados, podrán seguir viviendo en esa sede pero sólo bajo el cuidado del Arzobispado porteño, y prohibió que personal de la entidad del cura Julio Grassi se acerquen a los menores.