Mientras el mundo genera un volumen de ayuda comparable al de la tragedia del tsunami de 2004 en Indonesia, Haití enfrenta a una inminente crisis sanitaria por los miles de cadáveres que se descomponen en las ruinas de su capital y otras ciudades destruidas por el sismo del martes.

La ayuda internacional comenzó a arribar por toneladas al precariamente operativo aeropuerto de Puerto Príncipe, pero tropieza con el cuello de botella de la distribución en un país que sufrió la desarticulación de sus ya escasas comunicaciones, según reportó el canal estadounidense CNN.

Los envíos de otros gobiernos para la emergencia incluyen brigadas de rescatistas con perros entrenados ante la certeza de que muchas personas permanecen enterradas vivas entre las ruinas; así como de suministros y personal médico ante las decenas de miles de heridos.

Los equipos médicos que ya trabajan en el núcleo de la catástrofe, en la que según la Cruz Roja habrían muerto 45.000 personas, se concentran en los casos más graves, de acuerdo con despachos de las agencias de noticias Ansa y DPA.

La dotación del Hospital Militar Reubicable Argentino, que está en Puerto Príncipe, en solo un día atendió 850 casos y efectuó 85 cirugías de emergencia, según informó el gobierno argentino.