Al Este de nuestra provincia, el departamento Caucete ofrece algunos recursos turísticos que no están aprovechados en su verdadera dimensión. Nos referimos a los circuitos de turismo religioso del que forman parte el paraje Difunta Correa, en Vallecito, y San Expedito, en la localidad de Bermejo, entre otros sitios de veneración; y al de la ruta del vino de la que forman parte los principales establecimientos bodegueros radicados en este departamento.
Las intenciones de que estos atractivos alcancen un desarrollo superlativo, haciendo posible que Caucete sea distinguido en cualquier parte del país y del mundo, no se están logrando en la medida de lo esperado, ya que en el caso del turismo religioso no sólo se trata de reunir a una gran cantidad de personas, sino de ofrecerles los servicios necesarios con un nivel de excelencia.
Caucete es uno de los pocos departamentos de la provincia que puede llegar a contar con una “Ruta de la fe” formada por interesantes lugares como el sitio donde está ubicada la Virgen de la Paz, en el Pie de Palo y a pocos kilómetros de la Ruta 20, una de las vías que posteriormente se conecta con la Ruta 141, que es la que lleva a Difunta Correa y San Expedito.
La rica historia de cómo la imagen de la Virgen llegó a una de las lomas del cerro Pie de Palo, no guarda relación con la infraestructura que ofrece actualmente. Si bien el municipio departamental tiene un proyecto muy ambicioso para el aprovechamiento de este recurso, hasta el momento no se ha avanzado en su desarrollo, por lo que es muy pobre lo que se ofrece a las personas que desean llegar hasta el oratorio.
El paraje Difunta Correa, en la localidad de Vallecito, si bien es uno de los centros turísticos más importante de la provincia, con la mayor afluencia de público durante todo el año, no logra alcanzar el desarrollo que esos títulos le tendrían que proporcionar.
Durante las festividades especiales es considerable el número de vendedores ambulantes que llegan hasta el lugar, pero luego, durante el resto del año desaparecen quedando un puñado de concesionarios de negocios cumpliendo con sus actividades habituales. Esto abarca tanto a los concesionarios de puestos de venta de comida como de artículos regionales y de regalería.
Otro aspecto a considerar en este paraje es el de la falta de limpieza, con acumulaciones de residuos los fines de semana, y el de la permisividad para que la gente haga lo que quiera y cuando quiera. En estos últimos tiempos, las mayores quejas son motivadas por la actitud demostrada por quienes poseen cuatriciclos y otros vehículos todo terreno, los que sin demostrar el más mínimo respeto circulan entre la gente que busca en el paraje pasar un momento de tranquilidad con su familia o amigos. El tránsito caótico, que nadie controla, ya causó varios accidentes.
El potencial de la Difunta Correa no está siendo aprovechado como corresponde, limitándose su desarrollo al de un paraje en el que es evidente que las ideas para mejorarlo no fluyen muy fácilmente.
San Expedito es otro punto de concentración del turismo religioso. Su crecimiento, en los últimos años, no ha estado contemplado dentro de un programa de ordenamiento territorial que lleve a aprovechar los espacios en busca de ofrecer la máxima comodidad a los promesantes que llegan hasta el lugar en vehículos particulares o colectivos de larga distancia.
La gran cantidad de negocios que se han abierto en las inmediaciones de la capilla y oratorio no han tenido en cuenta principios básicos que se pueden observar en los principales centros turísticos a nivel mundial. Todo es muy improvisado y el aspecto autóctono que a algunos les puede llegar a gustar, en otras personas provoca un rechazo al preguntarse si no se podría haber hecho otra cosa más prolija, pensada en un desarrollo a gran escala.
Con la denominada Ruta del vino ocurre algo similar. Las calles o rutas por las que se debe acceder a las distintas bodegas ofrecen un aspecto deprimente. Observar a ambos costados la existencia de centenares de viviendas precarias, habitadas por familias extremadamente carecientes, al igual que basurales que crecen día a día, no aporta nada favorable a una vía que tendría que ofrecer, a quienes la recorren, la mejora vista de la zona rural de San Juan.
La falta de planes de viviendas que contemplen la situación de este sector de la población contribuye a que la zona rural de Caucete se haya convertido en un sitio donde a diario se producen nuevos asentamientos, en lugares no permitidos como los costados de las calles que pertenecen a Vialidad Provincial o la municipalidad, o los costados de los cauces de canales o desagües, terrenos que pertenecen a Hidráulica.
Este departamento debería distinguirse por una Ruta del vino que ofrezca la mejor cara de nuestra provincia, aprovechando los recursos que dispone en una zona que ha sido beneficiada por la naturaleza. Demostrando de esta forma que gracias a la producción vitivinícola es posible un mejor nivel de vida de la gente, evitando que la miseria, la vagancia y la dejadez sean la carta de presentación que elegimos para quienes nos visitan.
