Un bebé de apenas dos meses de vida está internado en Terapia Intensiva de un sanatorio privado, con un primer diagnóstico que plantea una situación de agresión como causante de su grave estado: supuestas violentas sacudidas o zamarreos que afectaron sus funciones cerebrales y prometen dejarle serias secuelas, dijeron ayer fuentes ligadas a la investigación.

A pesar de que el juez de Instrucción Pablo Flores negó a este diario ser el director de la compleja investigación, otras fuentes judiciales y policiales confirmaron que el caso se maneja con expresas directivas del Segundo Juzgado de Instrucción que dirige ese magistrado. También dijeron que será Flores quien definirá si existió o no responsabilidad en el hecho de la única apuntada en el caso, una joven de 21 años contratada para su cuidado pues los padres de la criatura trabajan todo el día y están fuera de la casa. No se divulgaron las identidades de los denunciantes ni la denunciada, por estrictas directivas judiciales y policiales, precisaron además voceros ligados al caso.

Ayer, este diario intentó comunicarse con la familia del pequeño pero un joven que sólo se identificó como el padre del bebé (sería un empleado minero) dijo que no ofrecería ningún tipo de información. De todos modos se supo que la denuncia contra esa joven de Rawson, ingresó el último viernes en la Seccional 2da de Concepción, Capital, donde corresponde por jurisdicción policial ya que los papás de la criatura viven en el barrio San Martín.
Según trascendió, todo comenzó el lunes de la semana pasada, cuando se detectó en el pequeño una especie de desmayo que obligó a trasladarlo al Hospital de Niños, como primera medida de acción, pues luego fue necesario realizarle numerosos estudios para saber qué le había pasado.

Así fue hasta que un grupo de profesionales diagnosticaron que los síntomas que presentaba el bebé encajaban con la enfermedad conocida como el ‘shacken baby’ o ‘síndrome del niño sacudido’. En general, la patología se describe con una lesión encéfalocraneana producida por un golpe, una caída o el zamarreo del niño, cometido frecuentemente en situaciones de estrés para que deje de llorar.
Luego de la denuncia, los policías recabaron numerosas pruebas y testimonios. Pero sin duda será el informe de los médicos lo que permitirá saber con precisión si los problemas de salud del bebé fueron causados por una maniobra delictiva, como las supuestas sacudidas. Si es así, las autoridades judiciales deberán determinar si la niñera tiene o no relación con el hecho y si cabe o no detenerla. Informalmente, la joven habría dicho que el niño sólo ‘se descompensó de un rato para otro’.