La contaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo ese un flagelo que se magnifica por ser el río mas contaminado del mundo, la mayor amenaza contra la salud de una población cercana a los once millones de habitantes y por la corrupción e incumplimiento a todas las decisiones políticas y jurídicas destinadas al saneamiento. Es una sucesión histórica, que arranca el 14 de mayo de 1887 con el primer fallo prohibiendo los derrames de los desechos de los saladeros ubicados en la zona y llega hasta la intervención directa de la Corte Suprema de Justicia en 2007, ante los fracasos de los gobiernos porteño, bonaerense y nacional solucionar la tremenda contaminación generada. Nada ha cambiado.

Y como si fuera poco el estigma del curso putrefacto, la corrupción aumenta ahora su cuota de irregularidades crónicas. La Corte Suprema apartó de la causa del Riachuelo al juez federal de Quilmes, Luis Armella, quien fue nombrado para hacer cumplir el fallo que ordena el saneamiento de la cuenca. Además, resolvió denunciar al magistrado ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal y darle intervención al Consejo de la Magistratura, tras un informe de la Auditoría General de la Nación que revela irregularidades en las contrataciones de obras. Se sumó otra denuncia del Gobierno nacional ante la Justicia penal, por presuntas irregularidades en la adjudicación de las obras a empresas vinculadas a Armella.

La historia del Riachuelo tiene contaminación física palpable, pero también está contaminada de negligencia, desidia, omisión -caso de los ambientalistas antimineros de la Capital- y de corrupción política y judicial, para que todo siga igual.