�En San Juan la explosión olivícola se produjo en los ‘90: a las 5.000 hectáreas existentes se sumaron en esos años otras 11 mil gracias a los diferimientos impositivos de la época. Los últimos datos oficiales señalan en la actualidad una superficie de 23 mil hectáreas, de las cuales un 70% son aceiteras. Pero el clima adverso y la baja rentabilidad por la inflación y bajos precios internacionales han debilitado al sector. El año pasado las heladas le provocaron la segunda mayor pérdida, con más de 8.000 hectáreas dañadas. Unos años antes, en el 2007; 10.000 hectáreas resultaron con grandes pérdidas. La seguidilla de impactos climáticos ha provocado la decisión de que unas 7.000 hectáreas, ubicadas en las partes bajas y más propensas al frío, se estén arrancando para plantar otros cultivos más resistentes. A eso se suma la baja rentabilidad: Por la crisis internacional cayó la venta y los precios internacionales de aceites y aceitunas en conserva, mientras que puertas adentro, el costo de la mano de obra se fue por las nubes.
