-¿Cómo comenzaste con el vóleibol?
-Empecé a los 15 años porque lo practicaba en la escuela y de ahí pasé a un club. Creo que por el tema social me incliné por el vóley, en realidad mi deporte era el fútbol. Cuando tenía 24 años empecé a dirigir porque el técnico que teníamos en ese entonces, se fue a Italia y quedé yo a cargo del grupo, salimos campeones y eso me llevó a tomar la decisión de dedicarme a eso nada más.
-¿Con qué rol te quedas: entrenador o jugador?
-Y en realidad tengo más vida como entrenador que como jugador.
Yo no he vivido como jugador encuentros tan decisivos como los que he vivido como técnico. Cuando era jugador me tocaba casi siempre pelear el descenso y ahora siendo director técnico he jugado por el campeonato o siempre por cosas importantes entonces son situaciones totalmente diferentes. Creo que me quedo con el rol de técnico, sin dudas.
-Jugaste al fútbol, ¿por qué pensás que no prosperó?
-Siempre jugué al fútbol. Hoy en día no juego vóley y sí lo hago al fútbol. En una época intenté ser jugador de fútbol en Nueva Chicago pero apareció el vóleibol en mi vida y me incliné por esto.
No sé si hubiese llegado muy lejos con el fútbol, pero es un deporte que me apasiona. Mi papá era director técnico, entonces había algo en mi casa que me tiraba para eso, pero no prosperó.
-¿Qué recuerdo se te viene de tu niñez?
-Estaba todo el día con una pelota de fútbol. En mi barrio el vóley todavía no existía, por eso el fútbol era mi vida. Era difícil para mí porque sufría una crisis asmática, entonces por ahí estaba jugando y estaba con asma y ya no me importaba nada, jugaba igual. Mi mamá no me podía parar, lo mío era hacer actividad, estar siempre en movimiento. Creo que las hice rabear mucho a mis hermanas.
-Sí, tengo tres hermanas, dos mayores que yo y una más chica, como mi papá no estaba nunca porque era militar, mi mamá estaba sola, yo era el hombrecito de la casa. Aparte, era bastante mimado por ser el único varón, tenía mis beneficios. En síntesis, tuve una infancia totalmente feliz y en la calle. Por suerte no había peligros como hay ahora.
-En realidad mi papá era militar porque no había podido ser profesor de Educación Física, sin dudas que tenía ese perfil. Él vivió épocas difíciles y para casarse con mi mamá entró en esa carrera. Si bien siempre imponía reglas, cuando mi papá se retiró yo era chico todavía, entonces como que yo no lo viví tan así, en ese rol de militar.
-Sí (risas). No soy amigo pero tengo una anécdota particular porque al +Loco+ me lo presentaron cinco veces en una semana y creo que tres veces un mismo día. Trabajábamos los dos en el mismo club y me lo presentaron ahí, después fuimos a los Juegos Olímpicos y en el aeropuerto otra vez me lo presentó otra persona, después cuando hicimos escala vino otro y me lo volvió a presentar. Yo decía "ya me lo presentaron’ y él la vez que me veía decía "un gusto profe’. Ya después, nos daba gracia a los dos.
-Tenemos la competencia más importante en la historia de la institución que es el Mundial de Clubes y a eso le apuntamos. Sin dudas, ese es nuestro gran objetivo y ojalá se nos de.