GOLAZO. Esta es la definición con una palomita de Romelu Lukaku del segundo gol de Bélgica y primero de la cuenta personal del goleador. En la acción previa se juntaron los dos "cerebros" belgas, Hazard y De Bruyne y, este último lo habilitó con magistral pase de "tres dedos".

Los belgas se convirtieron en el segundo equipo en sacar una diferencia de tres goles o más (ya lo había conseguido Rusia con el 5-0 ante Arabia Saudita), al golear 3-0 a Panamá. Hasta ahora, el resto de los partidos finalizó empatado o con una diferencia de sólo un gol, con la excepción de Croacia que le ganó 2-0 a Nigeria.


Mucho se ha hablado antes de este Mundial del seleccionado de Bélgica como la posible sorpresa. La jerarquía individual de varios de sus jugadores, figuras en distintos clubes europeos, especialmente de la Premier League inglesa; como Kevin De Bruyne (Manchester City), Eden Hazard (Chelsea) y Romelu Lukaku (Manchester United). También muchas páginas se llenaron hablando de la "generación dorada" pero claro, a los comentarios previos hay que ratificarlos con hechos en los partidos y ayer, en su presentación en sociedad, los belgas empezaron pisando firme. Batieron 3-0 a un entusiasta, pero muy limitado, representativo panameño. Les costó un poco llegar al gol, pero a la hora de los bifes, dejaron en claro que querían y lo consiguieron.

PURA SANGRE. El belga Lukaku definió el partido sometiendo con un tiro cruzado al arquero panameño luego de un pique espectacular.


Muchas miradas estaban concentradas en Hazard, pero su figura fue eclipsada por De Bruyne. El "coloradito" que conforma una sociedad temible con el Kun Agüero en el City, tomó el timón y dio un recital de pases durante el partido, especialmente en el segundo gol del partido, obra de Lukaku. Pero lo que maravilló fue su tremenda asistencia, realizada con el exterior de su pié izquierdo levantando la pelota sobre una cortina de defensores y poniendo la pelota en la cabeza al delantero. Mucho se habla de los Messi, Cristiano, Neymar... pero, dándole la razón a Guardiola ("después de Messi es el más desequlibrante"), habrá que hablar de Kevin.


Al marcador lo abrió una soberbia volea de Dries Martens. A los 2 minutos de segundo tiempo, el chiquitito volante del Nápoli italiano resolvió el dilema que se les había presentado en el primer capítulo. Después vino la "joyita" de De Bruyne a la que le puso el moño Lukaku y, luego, otra vez el grandote centrodelantero convirtió para sellar el resultado final.