Boca Juniors se olvidó de todo lo bueno que había hecho en la fecha anterior ante Arsenal, no jugó a nada y le otorgó increíbles facilidades a Gimnasia y Esgrima de La Plata que le terminó ganando 1-0 en base al orden y sacrificio, y con un golazo de chilena del colombiano Marco Pérez. El Lobo ahora sueña y espera salir de la zona de Promoción.
El triunfo del conjunto dirigido por Diego Cocca quedó fuera de discusión, porque en todo momento fue más que su rival.
Boca volvió a ser el mismo equipo inexpresivo de siempre. No tuvo orden, claridad ni peso ofensivo y su defensa, con la excepción del paraguayo Morel Rodríguez, dio todas las ventajas que se pueden dar.
Un capítulo aparte mereció la historia que protagonizan Palermo y Riquelme. Para los barrabravas el 9 es el elegido, pero el equipo, al menos ayer, entrañó la presencia del 10 en el campo de juego, quien por problemas en un isquiotibial, fue baja del partido.
El primer tiempo resultó lento, impreciso y por momentos mal jugado. Aunque dentro de ese panorama Gimnasia resultó ser un poco mejor que Boca. Al Lobo le alcanzó con dominar la zona media de la cancha, con el quite de Rinaudo, las corridas del chileno Ormeño por derecha, y la inestimable ayuda que le dieron los volantes y, especialmente, los defensores de Boca.
Pero si el 0-0 no pudo ser quebrado fue porque en gran medida Stracqualursi y a veces Pérez estuvieron peleados con el arco, y por alguna que otra intervención de Javier García, que salvó dos goles.
A todo esto ¿y Boca? Prácticamente no jugó. Su defensa hizo agua por derecha e izquierda (Monzón tuvo un primer tiempo terrible), en el medio el chileno Medel y Erbes le hicieron sombra al rival e Insúa aportó poco. Dentro de ese contexto la llegada más peligrosa de Boca fue un centro desde la derecha enviado por Gaitán, que Palermo, en la única ocasión que estuvo cerca del arco, no pudo conectar, ni aún tirándose al piso.
Poco cambió con la llegada del segundo capítulo, pero a diferencia de la primera etapa, Gimnasia supo anotar. Corrían 13 minutos, cuando cayó un centro sobre el área de Boca. Romero metió un cabezazo bajo, Muñoz rechazó deficientemente y Pérez tiró una chilena (lo mismo quiso hacer su compañero Stracqualursi) y la mandó al fondo.
Al margen de la espectacular jugada de Pérez, hay una escena que pinta lo que fue la defensa de Boca. Cuando llegó el primer centro, el colombiano se tiró al piso buscando el penal, pero los defensores reaccionaron con tal lentitud, que después tuvo tiempo de levantarse para ir en busca de la revancha y marcar.
Después del gol, Boca se debatió en su impotencia. El ingreso de Marino le permitió tener la pelota y hasta una chance de gol (un cabezazo del volante que dio en el palo izquierdo), pero no más.

