La Alemania que enfrentará a Argentina el domingo en el Maracana es un equipo que practica buen fútbol, pero que no ningún "cuco" por haber hecho trizas las ilusiones a Brasil en su casa con una goleada tan inesperada como increíble. La selección que por segundo Mundial consecutivo dirige Joachim Löw fusiona con eficacia aspectos de la "vieja" escuela holandesa y del toque latino.

Es sí, un equipo para respetar, porque practica un fútbol moderno y ofensivo, pero es el mismo que casi pierde con Ghana y tuvo que ir a alargue para superar a Argelia, dos selecciones que practican un fútbol, por momentos fresco, pero siempre ingenuo.

Como se explica en el recuadro inferior, Alemania "armó" este presente. Tanto que se puso entre ceja y ceja ganar este Mundial. No escatimó en gastos, armó su propio "bunker" (edificó su concentración que terminado el torneo pondrá a la venta a capitales privados) con todas las comodidades para sus jugadores.

El goleador inglés del Mundial ’86, Gary Lineker, definió al fútbol como "un deporte donde juegan 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes". Sin embargo, en los últimos años los alemanes perdieron la final de la Eurocopa 2008 y las semifinales del Mundial 2010 contra España, y de la Eurocopa 2012 contra Italia.

Claro que, ninguno de estas derrotas las consideró fracasos, sino eslabones para llegar a la actualidad. Löw fue incorporando al equipo a la generación campeona de Europa Sub-21 en 2009: Manuel Neuer, Jerome Boateng, Mats Hummels, Sami Khedira y Mesut Özil. Y más tarde añadió a : Toni Kroos y Thomas Müller. Con ellos y la experiencia de Miroslav Klose (máximo goleador de los Mundiales) el entrenador acuñó una formación que tiene como idea patrón el respeto absoluto por cuidar la pelota. Ya no son los "Panzer" de antaño esos que empujaban hasta permitir que Uwe Seeler y Gherard Müller (en los ’60 y 70) o los Karl Heinz Rummenigge, Rudi Völler o Klinsmann, años más acá llegarán a herir con sus incursiones.

De la brigada de tanques, con algún toque de sutileza que otorgaban los Franz Beckenbauer, Wolfgang Overath o Michel Ballack en distintas épocas, se pasó a este grupo de jugadores que, al decir de los españoles practican un "tiki-takem", jugando con aquel "tiki-tiki" que orgullosamente impuso el Barcelona y luego la selección que el domingo cederá su reinado mundialista en Alemania o Argentina.

"Nuestro fútbol tiene un aire latino, nos gusta la posesión y acelerar el juego cuando se dan las circunstancias", explicó el entrenador en una nota al diario El País de España.

Volvamos al principio, es un buen equipo pero no es imbatible enfrente tendrá a un rival con jugadores de gran riqueza individual, que no son tan ingenuos como fueron los "presionados" brasileños el sábado pasado y que tratarán de complicarlo quitándoles la pelota y por ende el ritmo.

Argentina intentará, como lo hizo con Holanda, esterilizarles la posesión, no permitirles verticalidad ocupándole los espacios y luego buscando herirlos de contra.

Así como a Argentina lo preocupa el hecho de tener convalecientes por sus lesiones a Sergio Agüero y Ángel Di María, los alemanes prenden velas para que su central Mats Hummels se recupere.

Habrá choque de estilos, el del europeo sudamericanizado y el del sudamericano europeizado. Quien se equivoque menos ganará el partido. Para decirlo mejor, quien pueda provocar el error en el rival será el nuevo campeón del mundo. Alemania tiene con que, Argentina también.