Miles de personas llegaron hasta “El Salado” con sus heladeritas cargadas de bebidas pero también llevaron las comidas para pasar el día. El humo invadió ese paraje albardonero por los cientos de asados que los espectadores degustaron mientras veían el paso de la competencia.

Los gazebos, las sombrillas y lógicamente los protectores solares resultaron fundamentales para poder hacerle frente al intenso calor de la jornada que por momentos llegó a tener una sensación térmica de 52 grados.

“No nos importa, esto es pasión y lo soportamos”, contó Teresa De la Vega. En tanto hubo quienes llegaron en bicicletas y las ataron con candado al primer árbol que encontraron para poder vivir la competencia, si total lo importante era estar a la vera del camino para brindarle el mayor apoyo a los competidores.

Verdinegros. Este grupo de amigos llegó desde Concepción para vivir el Dakar. Pertenecen a “La Colombia” y llegaron a “El Salado” a las 7 de la mañana para conseguir una buena ubicación. Esperaron el paso de la competencia con un asado y lógicamente, un vinito sanjuanino. Además, llevaron parlantes para ponerle música a la jornada.
Mountain bike, presente. Este grupo de amigos llegó desde el departamento Angaco a primera hora de la mañana pero lo hicieron en bicicleta. “Siempre salimos andar en bici y qué mejor que hacerlo hoy para venir a ver el Dakar”, contó uno de los pibes. Los chicos ataron las bicicletas con candados y se fueron turnando para ir a ver la competencia sin descuidar las costosas máquinas.
Multitudinario asado. En la foto aparecen Sergio León, Mauricio Bastías, Pedro Ramos y Leonardo Torres y para ellos cuatro el asado para sobrar, pero claro, en el momento de la foto faltaban cuatro amigos más que habían salido a dar una vuelta. Son de Angaco y San Martín y llegaron todos desde muy temprano en el camión que además sirvió para tener una mejor visión de la competencia.
No lo soportaron. Si bien hubo muchos que le hicieron frente al calor, hubo otros que no corrieron con esa suerte. Ivana Veja, Ricardo, Florencia, Juan y Gonzalo Correa llegaron desde Chimbas pero cerca del mediodía, cuando se enteraron que la carrera venía retrasada, pensaban en levantar campamento para volver a su hogar, es que el calor resultaba inaguantable. 
Salida familiar. Francisco Fernández es un amante fierrero y sus nietos heredaron esa pasión, por eso el abuelo no dudó en cargar a todos los regalones y llevarlos a ver el Dakar. Jeremías, Agustín, Matías y Gabriel Díaz se las ingeniaron para armar una carpa que les sirviera para resguardarse del intenso Sol. 
Anfitriones de lujo. Leonardo Olivarez y su esposa Teresa De La Vega recibieron a unos familiares que llegaron desde Buenos Aires y no dudaron en llevarlos a ver el paso del Dakar por la provincia. Adriana Vega, Lourdes, Natalia y Marcelo Díaz se mostraron agradecidos por haber sido recibidos de esa manera con el plus de comerse un buen asado en la previa de la competencia.