Los 30 años quizá no alcanzan para dimensionar lo que significó el 30 de septiembre de 1979 para el deporte sanjuanino. Ese día, un hombre nacido en estas tierras, criado con tardes de viento zonda y a la sombra de parras, lograba un verdadero hito en la historia deportiva provincial. Ese día, Ricardo Zunino se subió a un auto de Fórmula 1 y logró que San Juan entrara en la máxima competición mundial. Hoy, a 30 años de aquella epopeya, el ‘Colorado’ revivió lo que pasó en Montreal, Canadá, donde se convirtió en el primer y único sanjuanino en correr en F1.
Zunino, durante 11 carreras en tres temporadas, fue parte de todo el glamour de la ‘Máxima’. Y por eso habla de Bernie y Niki a secas, por el simple hecho de haberlos conocido. Bernie es Ecclestone, el patrón de la F1, y Niki no es otro que Lauda; dos hombres claves en esa parte de la vida del Colorado. A saber…
La historia recuerda el debut del sanjuanino como uno de los más curiosos y súbitos de la Fórmula 1. La llegada de Ricardo se dio tan imprevistamente que aquel fin de semana de septiembre, el Brabham BT-48 rojo ya había salido a pista en Canadá pero con otro piloto.
Ese corredor era nada menos que el austríaco Niki Lauda, quien después de haber disputado la primera tanda de clasificación, decidió retirarse por unos años del automovilismo, el viernes 28 de septiembre.
En realidad a Lauda se le terminaba el contrato con Brabham ese fin de semana y por eso, por zorro viejo, Bernie Ecclestone, dueño del equipo, había invitado a Zunino a Canadá. "Tenés que ir a Montreal, me dijo Bernie. Y yo me fui, pero obviamente no sabía nada de nada", recordó Zunino.
Ecclestone y Ricardo ya se conocían porque el sanjuanino corría en una escudería de la Fórmula Aurora del ahora capo de la Fórmula 1 (la Aurora estaba armada con autos que habían competido antes en F1). Además, Ricardo había probado ese año el Brabham que conducían Niki Lauda y Nelson Piquet.
El repentino alejamiento de Lauda le dio la posibilidad a Zunino, quien obviamente había ido como espectador y era un visitante más en Canadá. "Yo estaba sentado en el lobby del hotel con un periodista. Cuando vi a entrar a Niki, sentí que algo pasaba. El me miró y no dijo nada, pero yo me fui volando al autódromo. Cuando llegué, Bernie me preguntó dónde estaba y me dijo si quería subirme al auto. Le contesté que no tenía la ropa y se hizo un segundo de silencio. ‘Bueno, mañana vemos’, me dijo. Y siempre voy a agradecer que tuve la chispa para decirle que me subía ya, como sea. Estaba seguro de que al otro día, con las presiones que había, esa butaca iba a ser para otro. Saqué el buzo y el casco de Niki y salí a pista cuando quedaban cinco minutos para el final de la clasificación", contó Ricardo.
Hizo lo que pudo en un auto que ni siquiera estaba a su medida. Por eso esa noche se quedó en boxes con los mecánicos para adaptar la butaca y la pedalera a su estatura. Al otro día, el sanjuanino volvió a clasificar y pese a su poca experiencia, se ubicó 19no. en la partida.
"El día de la carrera no estaba nervioso. Había dormido bien. En la grilla estaba concentrado. Aunque igual sentía que había llegado a lo que quería. Disfruté mucho esa competencia", apuntó.
En carrera, Zunino llegó a estar cuarto, pero el desprendimiento de un tornillo en la caja de transmisión lo obligó a entrar a boxes. Retrasado, remontó hasta el séptimo lugar, en un verdadero carrerón para un debutante. Las crónicas de los diarios de buena parte del mundo contaron la hazaña del joven e inesperado novato, el que reemplazó nada menos que a Niki Lauda.
Fue, sin dudas, una jornada inolvidable para aquel hombre que de niño había soñado con correr en Fórmula 1 y lo había hecho realidad. Aquel 30 de septiembre de 1979 quedó grabado como el día en que San Juan entró a la F1.

