San Martín transita sus peores horas desde hace mucho tiempo. Ni el descenso de Primera División de hace un año atrás se dio envuelto en una situación de alarma. Hoy, mientras se debate en ser de B Nacional o bajar de manera consecutiva a otra categoría, el club no tiene presidente, se quedó sin entrenador, los diferentes grupos de vestuario se expresaron y hasta los hinchas se “trenzaron” a golpes de puño.

Demasiado para un equipo que hace 20 días jugaba por ascender y que por ese momento que vivía lo malo estaba tapado. Lejos de los ojos del resto. Apartado de una realidad que explotó cuando el objetivo era volver a Primera y hoy debe ganar el sábado para mantenerse.

De un equipo que se “armó” para pelear el ascenso se pasó un equipo que peleará por zafar del descenso. La duda es si aquel equipo que arrancó la temporada estaba realmente preparado para subir. Porque los éxitos tapan todo, pero las caídas despiertan sospechas y sacan trapitos al sol.

El principio del ocaso se dio en el juego ante Independiente (4 fechas atrás). Para esa “final” tuvo su peor desempeño, porque no sólo perdió, sino que fue la punta del ovillo que luego comenzó a tirarse para una cadena se sucesos que lo pusieron de cara a su realidad. Luego (hace 2 semanas), Jorge Miadosqui presentó la renuncia a la presidencia que aceptaron de manera unánime y el lunes Azconzábal también se fue del club admitiendo que anímica y futbolísticamente el equipo ya no le respondía.

San Martín se quedó así sin conductor afuera y adentro de la cancha. Síntomas de una cruda realidad. Como que abrieron el paraguas para no ser los señalados de esta actualidad. Ahora, todo quedará en manos de los jugadores, para un club que se quedó acéfalo.

Pero entre el plantel no todo es unión y tirar para el mismo lado. Los problemas de vestuario siempre existieron. Azconzábal los dio a entender el lunes cuando se marchó. Ardente dijo públicamente que sus compañeros “no tienen ganas de hacer goles y de ganar”. Palabras que fueron motivo de reunión entre dirigentes y caras largas en el camarín.

Pero no se queda ahí nomás. Así como un grupo de futbolistas se habría reunido para “contar” que la situación del equipo con Azconzábal no era la mejor, otro grupo habría ido de frente ante la comisión bajo la condición que “hacemos todo para ganar y salvar la categoría, pero si no está Azconzábal”.

Opiniones divididas, que pintan la realidad de una institución que pasó de estar arriba y así borrar todo, a perder peso en su juego y ante la falta de resultados desnudar un presente que se inició en el pasado y hasta puede condenar el futuro.

Y así como el panorama nunca llegó a ser claro, en la tribuna los hinchas se vienen “matando” a golpes en las últimas fechas. A la vez que San Martín se quedó sin presidente, sin técnico, con jugadores molestos, y tratando de dejar a la institución en la B Nacional o en el peor de los casos detonar una bomba en Concepción.