El Mundial de fútbol se disputará a partir de 2026 con 48 equipos, 16 más que los actuales, según el plan de ampliación aprobado hoy por la FIFA en Zúrich. Como se esperaba, el aumento de plazas quedó sellado por unanimidad en la reunión del Consejo del ente rector que se celebró en la sede del organismo en la ciudad suiza.

El formato de competición dividirá a los participantes en 16 grupos de tres miembros. Los detalles serán publicados al final del encuentro del órgano de gobierno, pero parece que los dos primeros se clasificarán a dieciseisavos de final para avanzar desde ahí a eliminación directa.

El camino hasta el título implicará entonces al igual que hasta ahora siete partidos. El total de encuentros se incrementará de 64 a 80, pero la duración del torneo se mantendrá en no más de 32 días.

Un punto abierto es el reparto de las nuevas plazas entre las confederaciones continentales. Africanos, asiáticos y norte y centroamericanos son quienes reclaman desde hace tiempo una mayor parte del pastel mundialista, pero Europa y Sudamérica, las dos regiones deportivamente más potentes con los ocho campeones mundiales, pelearán también por mantener sus derechos.

Actualmente, la zona UEFA es la que más plazas tiene con 13, seguida por África (5), Asia y Sudamérica (4,5), la región de Norte, Centroamérica y el Caribe (3,5) y Oceanía (0,5). A eso se agrega el país anfitrión para dar el número de 32.

No es la primera vez que se amplía el Mundial. La primera edición en 1930 en Uruguay la jugaron 13 equipos, luego fue subiendo paulatinamente hasta 16. En España 82 se pasó de 16 a 24 selecciones, mientras que en Francia 98 se saltó a las 32 actuales, formato con el que aún se disputarán los torneos de Rusia 2018 y Qatar 2022.

Más plazas en la Copa del Mundo fue el pilar fundamental del programa con el que Gianni Infantino se hizo el año pasado con el trono de la FIFA. Sobre ese plan reposa también su otra gran promesa: más dinero a repartir entre las 209 federaciones nacionales miembro del organismo.

Según estudios internos, la FIFA confía en lograr con la venta de derechos 1.000 millones de dólares más para las arcas de la asociación deportiva más rica del mundo, que antes del estallido de los escándalos de corrupción y de su crisis de credibilidad reportaba reservas por encima de los 1.200 millones de dólares.