Cuando el pasado 23 de junio San Martín perdió 3-1 en el Monumental ante River y descendió a la B Nacional, se puso como meta armar un equipo que fuera protagonistas y estuviera en los primeros puestos al final de este 2013, para a mediados del año que viene volver a Primera División. Sueños y anhelos que quedaron sólo en eso al cerrar el viernes su primer semestre, porque quedó a mitad de tabla y mucho tuvo que ver su desempeño de visitante, condición en la que nunca pudo ganar para marcar un hecho histórico sin precedentes, que fue totalmente opuesto a cuando lo hizo en el Hilario Sánchez, donde obtuvo el 85% de los puntos que sacó, que fueron 28.

Se contrataron 14 futbolistas para un plantel que perdió más de la mitad de su base y su entrenador. Tuvo tres técnicos (Garnero, Vivas y hoy Azconzábal). Hubo jugadores borrados y aparecieron las deudas económicas para varios. Hinchas que mostraron su malestar. Dirigentes que hablaron de más y otros que callaron para evitar reproches. Futbolistas que jugaron en otras posiciones. Y hasta se inventó demasiado al armar un equipo. Además nunca tuvo un conductor. Mucho pasó en menos de 6 meses. Que son la consecuencia del presente, que pide a gritos unas vacaciones para espantar fantasmas y volver a empezar, siempre y cuando el mensaje esté internalizado y todo lo negativo sirva de experiencia.

Después está lo otro. Los resultados obtenidos y el nivel futbolístico. Que van de la mano con lo anterior y que redondean un semestre mediocre e inesperado. Porque contrató jugadores que apenas se calzaron la camiseta en los 21 partidos. O el caso de Gonzalo Contrera quien nunca estuvo ni en el banco. Para algunos significará plata mal gastada, para otros arreglos e inversiones incomprensibles, o los que piensan que traer muchos nombres no dan éxitos. Porque cantidad y calidad no son sinónimos.

Y es que en la cancha hubo dos San Martín. El que hizo del Hilario Sánchez una fortaleza. Para sólo tener una derrota y siempre sumar con 7 triunfos y 3 empates, festejando 22 goles y cosechando 24 puntos. En ese sentido hizo lo que marca el manual del equipo con aspiraciones. No obstante, la otra mitad del libro no la supo poner en práctica, esa de pellizcar puntos de visitante para estar arriba y con pretensiones. Porque saliendo nunca ganó, con 6 caídas y 4 empates, que se traducen en que apenas marcó 2 tantos y que prácticamente nunca estuvo cerca de romper la racha. Lo mejor y lo peor de este irregular Verdinegro siempre estuvo marcado, Con partidos para ilusionar y al siguiente decepcionar, que marcaron una inesperada realidad.