La Doble Calingasta es para el ciclismo sanjuanino como la París-Roubaix lo es para el pelotón internacional. Por todo lo que suponía anualmente la travesía de unir la ciudad Capital, con la villa del Departamento cordillerano. Jornadas donde los pedalistas debieron soportar inclemencias del tiempo sumadas a los cortes del camino en tramos donde las "bajadas" de creciente, ocasionadas por lluvias en las montañas, dejaban a su paso un tendal de pedregullo. A la carrera francesa se la conoce como el "Infierno del Norte" porque se realiza sobre caminos destruidos por las tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial. A la carrera sanjuanina se la llama la "clásica de clásicas" porque en esa titánica lucha con la montaña, solía entronizar ídolos en la fanaticada local.

Hasta el siglo pasado fue una prueba muy esperada por los ciclistas, muchos de los cuales en las semanas previas organizaban sus entrenamientos largos, que suelen ser los días miércoles, elegían cubrir -ida y vuelta- los 90 kilómetros hasta Pachaco, porque tenían que "sortear" la exigencia del Tambolar, un promontorio ubicado a 1.349 metros sobre el nivel del mar, donde se definieron varias ediciones. Porque algunos rodadores sacaban la diferencia subiendo y la mantenían en los kilómetros restantes; o bajando, cuando los más audaces se lanzaban vertiginosamente cortando las curvas para abrir huecos, cuyas persecuciones atrapaban a los aficionados que con su radio portátil pegada a la oreja, salían a la calle para verla pasar, o se iban hasta el velódromo del Parque de Mayo, para ser testigos presenciales de un final, que siempre era atrapante.

Hasta principios de este siglo, la Doble Calingasta se disputaba por la tradicional Ruta 12. Por solicitud de los ciclistas comenzaron a modificarse sus recorridos. "Se rompen muchos materiales", supo argumentar Juan Curuchet, allá por 2003, haciendo referencia a la cantidad de pinchaduras de tubos y posibles roturas en las máquinas, que provocaba el camino con tantos cortes. Por ese motivo comenzó a neutralizarse en algunos tramos. Se transitaba hasta cierto punto. Luego se hacían 20 o 30 kilómetros en movilidades y volvía a ponerse en marcha en Pachaco. Cuando ocurría eso, en vez de entrar a la Villa de Calingasta y llegar; se agregaba un recorrido para completar el kilometraje aproximado (iban y volvían a Tamberías, por ejemplo) y culminar frente a la plaza, pero en sentido contrario.

El último viaje por la ruta 12 fue en la edición de 2002-2003, cuando Javier Páez ganó la ida (116,3 km), luego de zafar de una salida de cadena que casi lo hace caer en la Cuesta de los Ratones. Por la tarde de ese 25 de enero de 2003, hacía su presentación en sociedad el barrealino Ricardo Escuela, ganando la ida y vuelta a Barreal (80 km). En el regreso, el domingo 26 de enero, al "Nene" le alcanzó con llegar en el pelotón, con el mismo tiempo de Eduardo Vila, quien ganó la etapa.

Los problemas en el camino impidieron que la carrera se dispute en la temporada siguiente 2003-2004. En su reentré, ocurrida en la temporada 2004-2005, ya se "viajó" por la ruta que pasa por Talacasto, las quebradas del Gaucho y de las Burras, largando desde la estación de Talacasto, y a veces desde el derivador de la Ruta 149.

Por la inundación en Barreal de enero de 2020, se suspendió la edición de la Vuelta.

Siguió llamándose Doble Calingasta, había perdido el encanto del ascenso al Tambolar, pero también sorteaba montañas. En ese contexto siguió disputándose hasta que, otra vez por los problemas del camino debió suspenderse y se realizó el primero de los "Homenaje", 145 kilómetros por rutas que transitaba la carrera en su tramo final. Fue en 2017-18, con victoria de Nicolás Naranjo. Desde ese momento, hasta 2020, el año de la pandemia, toda la prueba se realizaba en suelo calingastino. Marcos León Rodríguez ganó la segunda edición llamada "Homenaje" la del 2020-2021, cuando por imperio del covid-19 se corrió dentro del autódromo San Juan Villicum.

Nicolás Naranjo y Marcos Rodríguez, ganaron los "Homenajes" de 2017 y 2020, respectivamente.

Después, Ricardo Escuela y Juan Pablo Dotti, se impusieron en las "Vueltas", competencias de tres etapas desarrolladas en los distintos distritos calingastinos.

Mañana se disputará otra prueba que emule a esa carrera que empieza a ser un grato recuerdo de un misticismo que se ganó por mérito propio en aquellos viajes matutinos del sábado, y regresos vespertinos de los domingos, luego de tutearse con la montaña y el precipicio.

 

Algo de su historia

* Hugo Blanco, el ídolo de la época, ganó la primera edición, disputada en 1941.

* La segunda edición se corrió en 1948, con victoria de Salvador Murcia.

* Salvador Ortega, único en ganar las cuatro clásicas, la hizo suya en 1949.

* Alberto Bravo (1990, 91, 92 y 94) y Darío Díaz (2005, 06, 08 y 11) son los más ganadores, con cuatro ediciones, cada uno.

* Dos padres e hijos la ganaron: Ernesto Contreras (1963) y Omar (1988), Carlos Escudero (1969) y Carlitos (1995).