Buenos Aires, 26 de junio.- Ezequiel Lavezzi es uno de esos jugadores que además de caracterizarse por sus enormes condiciones futbolísticas, lo hace por las ocurrentes bromas que protagonizan. El primer recuerdo recae en el Nuevo Gasómetro. Con un peinado distinto, y sin tantos tatuajes en su cuerpo, el ex jovencito de Estudiantes de Buenos Aires festejó un gol "azulgrana" de una manera muy particular: para la sorpresa de todos, el "Pocho" corrió hasta el sector donde se encontraban los bomberos y le robó el casco a uno de ellos. A pesar de la negativa del trabajador, el atacante del "Ciclón" insistió en usar parte del uniforme y celebrar la conquista. Todo se resolvió con un beso y sonrisas compartidas.

En Francia, el argentino continuó con su picardía, aunque algunos no lo comprendieron. Zlatan Ibrahimovic, figura internacional con una enorme trayectoria, se disgustó cuando Lavezzi lo tomó de la nariz en medio de una celebración. Luego surgió el trascendido del complejo que tiene el sueco sobre el tamaño de su figura nasal.

También en el PSG, el santafesino fue noticia por lo que le hizo a un camarógrafo. Después de una victoria por la Ligue 1, el de Villa Gobernador Gálvez se cruzó en medio del camino del empleado televisivo y lo hizo tropezar. Las risas volvieron a ser parte de su esencia.

Tal es el atrevimiento del "Pocho", que en medio de una coronación también le faltó al respeto al presidente de la institución parisina. Cuando subió a recibir su medalla, despeinó al dirigente ante la mirada de todos los hinchas y el plantel. La reacción del máximo mandatario del club fue pagarle con la misma moneda.

Hoy, en medio del Mundial, el delantero no se privó de sus chistes. En el choque ante Nigeria, Alejandro Sabella lo hizo ingresar en el primer tiempo por Sergio Agüero, pero en un momento, "Pachorra" se acercó hacia él para darle algunas indicaciones: Lavezzi respondió arrojándole agua a su entrenador. Una muestra más del modo en que se toma sus compromisos.