A 11 meses del inicio de la investigación por el presunto homicidio de Diego Armando Maradona, su ex apoderado y amigo Matías Morla se sentó por primera vez frente a los fiscales de San Isidro que llevan adelante el expediente.

Morla declaró no como imputado, sino en calidad de testigo y por pedido expreso de los abogados de Dalma y Gianinna, hijas del ídolo con quien mantiene un histórico enfrentamiento. Si bien la audiencia fue presencial, los letrados de las querellas y de las defensas la siguieron por Zoom. Se esperaba que el testimonio dure varias horas y, en total, estuvo casi tres horas hablando, con un cuarto intermedio para solucionar cuestiones técnicas.

Morla llegó a la Fiscalía General algunos minutos después de las 10.30 y fue recibido por unas de las secretarias del lugar. Luego, fue conducido a una oficina especialmente acondicionada ubicada a la derecha del ingreso principal.

Al llegar, el abogado decidió no hablar con la prensa que está en la puerta de la Fiscalía aunque alcanzó a decir: “Voy a contar lo que vi de Diego, las veces que lo vi”.

A pesar de que la declaración estaba prevista para las 11, el comienzo fue a las 11.40, una vez que todos los abogados lograron establecer la conexión. Sin embargo, desde el inicio existieron diversos problemas técnicos para escuchar las palabras de Morla. Incluso, varios de los defensores y querellantes se quejaron ante los fiscales en un chat privado.

En cuanto a la declaración, la primera frase resonante que pronunció el ex apoderado del Diez tuvo que ver con la casa donde se hizo la internación domiciliaria. Como se esperaba, apuntó directo contra las hijas de Maradona: “La decisión que había tomado la familia de que Diego vaya a una casa en Tigre era una locura teniendo la casa en La Plata”. Al respecto, agregó: “La internación era mala. Diego nunca hubiese vivido en esa casa”.

Morla, además, se refirió a los días en los que pasó a visitar a Diego en esa casa de Tigre: “No lo veía bien. Tenía la voz extraña, como robótica”. Con respecto al principal acusado, el neurocirujano Leopoldo Luque, señaló que “no era debidamente informado de lo que pasaba por las personas que estaban con Diego”.

Cuando estaban por comenzar las preguntas de los abogados que siguen la audiencia por Zoom, exactamente a las 12.28, la Fiscalía decidió pasar a un cuarto intermedio para poder solucionar los problemas técnicos que se arrastraban desde el comienzo. La mayoría de los 12 abogados que presenciaron esta primera parte de la declaración se quejaron de que, prácticamente, no se escuchaba lo que Morla decía.

La audiencia se retomó recién a las 14 con preguntas de las partes. Morla explicó brevemente su relación con cada uno de los integrantes del staff médico de Diego, que ahora están en la mira de la justicia: “Díaz (por el psicólogo) es amigo mío, yo le pedí que atendiera a Diego. A Luque lo conocí por Diego. A él se lo presentó la vida y después él me presentó a mi. A Cosachov (la psiquiatra) la vi una vez en la casa de La Plata”.

El abogado relató, desde su visión y siempre aclarando que en calidad de testigo, cuál fue el peor período del ex capital de la Selección: “El momento más delicado fue el último, con la separación de Rocío, la falta de fútbol, la pandemia, y el fallecimiento del marido de la hermana. Todo esto lo afectó psicológicamente. Estuvo muy mal en septiembre y octubre. Allí, los cambios ya eran ostensibles. Cuando llevé a Díaz (el psicólogo) fue el peor día que lo vi. En la cancha, el día del cumpleaños, estaba muy mal pero a otro nivel. No conectaba”.

En cuanto al periodo de la internación en la Clínica Olivos, que duró hasta el 11 de noviembre cuando Diego fue llevado a la casa en Tigre, Morla explicó que lo visitó en cuatro oportunidades. Sin embargo, aclaró que no participó de ninguna decisión con respecto al futuro del Diez: “No era función mía. Soy abogado, no médico. Me llamó el director de la clínica, me dijo que había hablado con las hijas y que ellas le dijeron que yo era un problema, que a iba a obstaculizar la decisión del egreso, pero yo le dije que no era el Conde Drácula”.

Con respecto a la internación domiciliaría, Morla repitió: “Cuando a mí me dijeron que la familia había decidió que fuera a la casa en Tigre, dije que era una locura. Había una casa vacía en La Plata. Imaginate que Diego estaba en una mansión en Dubai, con tres autos de alta gama y tres personas que vivían con él para atenderlo: tenía trato de presidente. Ese, claramente, no era el trato que tenía ahí, en Tigre. Diego en esa casa no se hubiera quedado ni 10 segundos. De hecho, no era ni una habitación en donde dormía”

“Con esa plata había que poner tres médicos y él estaría vivo. Pero bue, recordemos que Giannina se había comprometido a traer un médico y que todavía lo estamos esperando”, siguió el ex apoderado.

Los fiscales que llevaron la audiencia adelante, Laura Capra, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, quisieron saber sobre la única visita que Morla, según el mismo aseguró, realizó al country en Tigre. Fue el 16 de noviembre, nueve días antes de la muerte: “A mi Diego me respetó como nadie en mi vida. Para mí era todo, y yo era todo para él. Cuando lo vi supe que no estaba bien. Era imposible que no tuviera una televisión en el cuarto, porque él era adicto a ver deportes. Eso ya demostraba que algo estaba muy mal. Cuando lo fui a despertar ese día, estaba tapado. Usó una voz, que no sé cómo describirla, pero que era como muy aguda, con intermitencias. Rara, no era la voz de él. Estaba consciente. Entonces, le dije que después lo venía a ver y le di un saludo, pero él me agarro, me tiro hacia él y me dijo: ‘Te amo’. Esa fue la última vez que lo vi”.

“Ese día, cuando salí de la casa llamé a todos. Salí aterrado. No recuerdo que me contestó Luque, pero le dije lo de la voz. A todos los que vi se los dije. A todo el mundo. Después de analizar la situación y ver como Diego estaba y lo que paso después, claramente su salud fue subestimada”, continuó Morla.

Puntualmente, con respecto a cómo vio a Diego, los investigadores quisieron saber si, al igual que casi todos los que visitaron a Maradona por esos días, lo vio hinchado. A lo que Morla respondió que no recordaba porque “me mareo con tanta prensa. Que Diego estaba hinchado lo sabíamos todo. Yo no lo vi porque estaba tapado”.

Luego, el letrado hizo una breve defensa del médico Luque: “Indudablemente el temperamento que adoptaron fue el equivocado porque Diego está muerto. Me enteré que estuvo todo mal hecho. Que Luque no era informado, que las enfermeras no se comunicaban con él por una orden, y que éste no lo podía ver a Diego. Es corta la situación. Luque me decía: ‘Matías, a mí no me decían que pasaba. Yo se lo dejé claro a la familia’. De hecho, de los chats, surge que dijeron que Luque era neurocirujano y que Giannina dijo: ‘Yo consigo medico clínico’. Pasa que después es fácil pegarle a Luque, pero se habían comprometido a buscar la casa y también a buscar un médico, y no lo hicieron. Nadie se hizo responsable”.

A las 16, luego de casi tres horas de declaración del testigo, más un cuarto intermedio de una hora y media, la audiencia donde declaró Morla finalizó. La causa, por el momento, continúa con siete imputados: el neurocirujano Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz, los enfermeros Ricardo Almirón y Gisela Madrid, el coordinaron de la empresa que prestaba el servicio de enfermeros Mariano Perroni, y la nexo con la prepaga Nancy Forlini.

Fuentes con acceso al expediente aseguraron a Infobae que la causa se encamina a ser elevada a juicio oral. Antes de eso, los investigadores deberán definir la situación del médico clínico Pedro Di Spagna, que visitó a Maradona en dos oportunidades antes de su muerte.

Las estimaciones, en cuanto al tiempo que podría tardar en comenzar el juicio oral, son diversas aunque todas hablan de, como mínimo, mediados del 2023