Luego del descanso de la Vuelta de España, la que ganó indiscutiblemente y de un opaco Mundial de Ruta, el esloveno Primoz Roglic sacó a relucir la chapa del número uno del pelotón mundial y ganó dos de las tres clásicas italianas que se disputan en ocho días: El Giro de la Emilia y la Tre Valli Varesine. La tercera, corrida ayer, la Milán - Torino (ver aparte) la miró desde afuera guardando energías para su último objetivo del año, la 113 edición del Giro de la Lombardía, última competencia de las denominadas "monumento", que se correrá el próximo sábado.

El primer puesto en el ranking mundial del hombre del equipo holandés Jumbo Visma es inamovible. Arrancó el año en la cima, ganando el Tour de los Emiratos Árabes Unidos y lo termina en ella. Después se impuso de manera brillante en dos competencias de una semana: la "Tirreno-Adriático (Italia) y el Tour de Romandia (Suiza).

Por el nivel demostrado en los dos primeros meses y medio de actividad arribó al Giro de Italia como favorito. Se esperaba lo máximo de él en la montaña transalpina. Lo dio, se exprimió hasta el final. Se llevó las dos primeras contrarreloj dando auténticas exhibiciones. En las rampas aguantó hasta que su carga de kilómetros de las tres anteriores carreras le hizo explotar. Lo superaron Richard Carapaz, que demostró gran condición y se alzó con la victoria, y también Vincenzo Nibali. Fue tercero y se le criticó.

Ese golpe lo curtió para preparar a conciencia La Vuelta de España. Donde con gregarios como los holandeses Steven Kruijswijk y el veterano Robert Gesink, a los que se sumó el prometedor estadounidense Sepp Kuss logró estar siempre en carrera.

Resistió ataques, como los que proponía a diario el Movistar con sus dos líderes, el español Valverde y el colombiano Quintana, los que intentaron el colombiano Miguel Angel López (Astana), el polaco Rafal Majka (BORA-hansgroe) y su joven compatriota Tadej Pogacar (UAE Emirates).

En la crono de Pau mostró que estaba intratable y la carrera que había cambiado de líderes casi a diario en las nueve etapas anteriores pasó a tener su nombre en lo alto de la general.

El lastre de feliz cansancio de la gran ronda española lo arrastró al Mundial de Yorkshire donde terminó décimo segundo en a contrarreloj y fue uno de los 151 ciclistas que abandonaron en la dura prueba de ruta.

El pasado domingo dio otra exhibición en el Giro de Emilia con un ataque a medio kilómetro del final que liquidó a sus rivales, preparando el terreno para otro recital de solvencia y eficacia el próximo sábado en Lombardía.

Woods sorprendió a los favoritos

El ciclista canadiense Michel Woods (EF First Education) se quedó ayer con la victoria en la centésima edición de la clásica italiana Milan-Torino.

Woods fue el mejor en la segunda subida a tristemente celebre colina de Superga (allí se estrelló el 4 de mayo de 1949 el avión con el equipo del fútbol del Torino y perdieron la vida todos sus integrantes) y se llevó la victoria para casa. Valverde fue segundo y Adam Yates completó el podio. Egan Bernal (sexto) demostró estar fuerte a tres días del Giro de la Lombardia, última competencia "monumento" del año rutero mundial que se corre el sábado.

Luego de su ataque reguló la marcha y cuando se acercaba Bauke Mollema (ganador de la Vuelta a San Juan 2017) aceleró para cruzar la meta sin compañía y festejar la victoria más importante de su campaña profesional.

Líder inalcanzable

Con su papel protagónico en dos de las tres grandes del año (tercero en el Giro de Italia y ganador de la Vuelta a España) aparte de sus otros triunfos, el esloveno Primoz Roglic sumó 4.320 puntos y aventaja por 750 unidades al ciclista que lo escolta en el ranking mundial de la UCI (Unión Ciclista Internacional), el francés Julian Alaphilippe que consiguió 3.570. Tercero está el holandés Jakob Fulgsang con 3.222 unidades y cuarto Valverde con 2.952.