El mundo del boxeo vivió hace 30 años uno de los resultados más inesperados en su historia cuando Mike Tyson perdió su invicto ante James "Buster" Douglas que se quedó con toda la gloria y el recuerdo eterno. La contienda se llevó a cabo en Tokio, Japón, la misma ciudad donde Nicolino Locche se consagró campeón mundial y quedó inmortalizado como el "intocable" frente al estadounidense Paul Takeshi Fujii.

Douglas, quien semanas antes sufrió la muerte de su madre, controló la pelea desde el inicio ante el gran favorito. Tyson, envuelto en escándalos con su esposa de entonces, tuvo una preparación poco adecuada.

Los jabs de "Buster" hicieron mella en el campeón de los pesos pesados. Desde el quinto round, "Iron Mike" lució una hinchazón en el ojo izquierdo. En el octavo round, Tyson sacó un uppercat con mano derecha que derribó a Douglas. El conteo del árbitro mexicano Octavio Meyran fue acusado de "lento" por Don King, manager de Tyson, y Douglas se recuperó para el éxito que sorprendió al mundo. "Buster", que ostentaba una marca de 29 triunfos y cuatro derrotas, propinó una serie de golpes repetidos al rostro de Tyson en el décimo capítulo. Significó el último de la pelea y marcó la primera derrota de quien parecía invencible. Tyson, quien acumulaba 37 victorias consecutivas, embolsó seis millones de dólares, mientras que Douglas se adjudicó 1,3 millones, además de haberse consagrado el nuevo campeón de los pesos pesados. "Estaba seguro de que podía ganarle a Tyson porque trabajé muy duro para eso", manifestó Douglas a Télam desde su casa en Columbus, Ohio, en una charla telefónica.