Su hora. Carlos Tevez, quien transita su tercer periodo en Boca, tratará de sumar un nuevo título. Emblema.

Si fuera boxeo, se escucharía la voz del animador diciendo el clásico "segundos afuera, primer round". Pero como es fútbol, lo que resta es oír por primera vez el pitazo de una persona sobre la que estarán puestas las miradas de todos, el árbitro Patricio Loustau. Desde las 21.10 (televisado por el sistema Premium de la Superliga), en el Malvinas Argentina de Mendoza, se jugará uno de esos partidos que se recuerdan incluso con el paso de las décadas. Todo Boca-River siempre es "especial", pero este lo es aún más, potenciado por ser apenas la segunda vez en la historia que los dos clubes más grandes del país definirán mano a mano un título. La Supercopa Argentina es la "excusa" perfecta para que durante 90" se paralice el país viendo el superclásico entre el último campeón doméstico (Boca) y el actual monarca de la Copa Argentina (River).

Ganar será la gloria para uno y el gaste infinito a los "primos" por un largo periodo. Perder será un golpe difícil de asimilar para el otro, sabiendo que pese a que los dos recién comienzan la temporada y con el objetivo principal del año (la Copa Libertadores) en su amanecer, les puede marcar el camino en este 2018.

Leonardo Ponzio es el "caudillo" en la cancha de este River que pretende resurgir en Mendoza.


No hay que entender mucho de fútbol para pronosticar que el Malvinas esta noche va a estar a pleno, con un estadio con más de 42.000 fanáticos que pagaron desde 800 pesos (popular) a 3.200 (platea cubierta) por un lugar de privilegio en la historia del fútbol argentino. En la reventa online se llegó a "pedir" $17.000 por un sitio. La capacidad hotelera de Mendoza está agotada y no hay vuelos disponibles hasta mañana por la noche. Más de 1.500 efectivos policiales se encargarán de que "todo sea una fiesta" en la vecina provincia, sabiendo que es un partido que supera cualquier media.

Los planteles arribaron ayer a una Mendoza conmocionada por el evento deportivo del año en el país. El Mundial, el acontecimiento que paraliza por completo a todos en Argentina, será en la fría y muy lejana Rusia. De lo doméstico, no habrá nada como este partido, salvo que se crucen ambos en la Libertadores, algo para lo cual se tienen que alinear los siempre esquivos planetas.

Boca llega con un liderato en la Superliga que marca récords y que hace del torneo local algo por ahora bastante monótono. Su emblema, Carlos Tevez, ya avisó en conferencia de prensa el lunes: "Es el partido para demostrar lo que significa eso que "esto es Boca". El Apache y todo Boca saben que aún cala hondo la actitud del equipo en las dos eliminaciones mano a mano ante River en la Sudamericana 2014 y la Libertadores 2015.

Del otro lado estará River, bajísimo en su nivel y con un debut apenas prometedor en la Libertadores. Lo tiene a su otrora Napoleón, el entrenador Marcelo Gallardo, buscandole la vuelta a un plantel que no le responde como en los otros buenos tiempos. Se sabe que bajo su mandato y ante el eterno rival, siempre la Banda se potenció. Esta noche es "la oportunidad" para resurgir de una vez por todas.

Se acabó la espera. Todo lo escrito, dicho, pensando en esta previa tan peculiar, queda en eso. Llega lo mejor y más lindo del fútbol: que la pelota ruede sabiendo que más que nunca esta vez el que pierde, paga. ¿Cuánto? El tiempo dirá...

Definición

A los doce pasos

Si Boca y River, que nunca de los dos pudo hasta ahora ganar esta Supercopa Argentina, igualan al cabo de los 90" reglamentarios, el campeón se definirá mediante la definición por penales. Es decir, no habrá suplementario.