Consuela. El colombiano Yerry Mina saluda a su excompañero en Barcelona, Lionel Messi. La Pulga recibió, igual que sus compañeros, otro golpe fuerte en un debut alejado de lo esperado.

En épocas donde el peronismo está tan en boca de todos, es bueno rememorar una de las frases que más se recuerdan del General: "La única verdad es la realidad". La selección argentina tiene este presente. Una actualidad que causa desconcierto y que se manifiesta de adentro hacia afuera y ni hablar de afuera (entiendase el entrenador) hacia el campo de juego. La imagen de Lionel Messi tomandose los pelos de la barba y mirando a sus compañeros luego de otro trompazo ya es conocida. Se vivió "demasiadas" veces en los últimos años con el 10 como máximo protagonista de la frustración.

En el décimo encuentro de Scaloni como entrenador, la sensación fue de "más de lo mismo". Lo aún peor es que ayer en cancha solo hubieron cuatro históricos: Messi, Agüero, Otamendi y Di María, de pésimo bautismo en este ciclo y por lo que estuvo apenas 45" en cancha. Es decir, se dio la renovación de jugadores tan pedida por todo el ambiente y que el técnico encaró con valor. Pero Argentina ayer tuvo una versión, como mínimo, deslucida. Apática en un primer tiempo y algo más convencida en el complemento, aún cuando en ese periodo Colombia le anotó los dos goles para ponerle fin a una sequía de triunfos ante la albiceleste de 12 años.

¿Qué se hizo mal? Varias cosas. Por ejemplo, en lo táctico Scaloni resultó superado con nitidez por Carlos Queiroz. El portugués leyó el partido mejor que nuestro Lionel y encima éste nunca tuvo la reacción como para corregir su falla inicial. Hizo recordar mucho a las fallas tácticas que mostró en la caída contra Venezuela en marzo. El DT completó sus desaciertos sacando al Kun Agüero cuando el equipo perdía. El goleador del Manchester City estuvo una vez más lejísimo de una buena actuación, pero reemplazarlo para que Matías Suárez se pare de 9 fue un claro mensaje de cómo de (mal) veía el partido Scaloni.

¿Los jugadores? Algunas actuaciones alarmantes. Empezando por Di María, muy activo en las redes sociales cuando es criticado pero con cero autocrítica. No se salvó ninguno del 5 de calificación como máximo, incluyendo a la Pulga.

¿Era un panorama esperable? En parte sí, y en parte no. En el primer aspecto porque se trata de un equipo en formación. En el segundo, porque se entendía que Argentina igual podía tener una mejor labor debido a la calidad de sus players.

Ahora, acaso lo más complicado de recomponer sea lo anímico. Hacer ese clic que no se pudo hacer en el Mundial. No es para menos, luego de los primeros 90" de la Copa América ya se quedó en jaque para clasificarse a cuartos de final aunque ingresen hasta los dos mejores terceros. La misión será compleja en los partidos que restan del Grupo B: el miércoles ante Paraguay y dentro de una semana frente a Qatar. Quedar afuera en esta primera rueda de la Copa es una opción cierta. No una locura. Hay que remontarse a 1983 para un antecedente tan estrepitoso en este torneo, el más antiguo del planeta de selecciones.

"Si salgo campeón, me retiro", chicaneó Scaloni en la conferencia previa al debut. Al paso que va su retiro (de la selección) parece estar más cerca que nunca. Más aún, sus declaraciones en la conferencia no hacen pensar otra cosa que, como mínimo, está perdido.

Perdido. El entrenador Lionel Scaloni no acertó en el planteo táctico y menos en las variantes que implementó durante el partido.

Ante sudamericanos

Imposible

En la gestión de Scaloni, Argentina se midió con tres selecciones sudamericanas y nunca pudo ganar: 0-1 con Brasil, 1-3 ante Venezuela y el 0-2 frente a Colombia.