Viene torcida la mano, dirían los supersticiosos. La mala planificación en esta previa, las decisiones de Jorge Sampaoli, las lesiones de Chiquito Romero y Manuel Lanzini, el amistoso suspendido ante Israel, Chiqui Tapia con su ya célebre frase de "un aporte a la paz mundial", y más. Mucho más.

Argentina transita su primer mundial post Julio Grondona y desde donde quiera que esté el hombre fuerte de la dirigencia en nuestro país durante tres décadas y media, seguramente debe estar diciendo algo como "esto conmigo no pasaba". Puede ser cierto, es algo que jamás sabremos si con Don Julio todo lo mal que se hizo camino a "Rusia 2018" hubiera existido.

Es tiempo de como dice Diego Simeone, y ante tanta mala suerte con lesionados y otros ítems negativos, "agarrarla con la boca" a la realidad y apretar bien fuerte el "cuchillo entre los dientes". Sólo así se hacen los grandes grupos: unidos ante la adversidad.

Y aunque, desde afuera no parece existir la mejor comunión entre Sampaoli y players, lo cierto es que en una semana se acaba todo esto. Se viene la verdad. Como pasa cada cuatro años y con la ilusión de siempre de volver a levantar esa Copa que Diego tocó por última vez hace ya largos 32 años...