Hoy, a 11 años de que encontraran atadas y asesinadas a tiros a la abogada Ana Dulcinea Gómez (49) y a su hija Natalí Verdú (16) en su casa de Libertador al 734 Este, Capital, Emanuel Verdú (26), el otro hijo de la abogada y del excomerciante Jorge Verdú, habló por primera vez y en exclusiva con DIARIO DE CUYO. Contó sobre su acercamiento a la religión evangélica para sobrellevar la traumática situación, de su intención de convertirse en abogado (cursa Tercer Año), de su rol como padre con un chico de 6 años, de sus críticas al juez Guillermo Adárvez y a la Justicia, por no resolver el caso. Y lo más explosivo: de su afición a las armas y su firme determinación de haber terminado con la vida de su propio padre si hubiera estado convencido de que era el asesino.

-¿Qué recordás del día del crimen?

-Venía de jugar al paddle en la siesta. Yo tenía llave de la casa, entré y vi todo desordenado. Me imaginé un robo, naturalmente, pero no llegué a verlas. Me fui a la casa de mi abuela y le llamé a mi viejo, le conté la situación y de ahí se vinieron con un amigo y entramos. El amigo de mi viejo es quien entra y ve a mi hermana. Yo salgo porque justo sonó el teléfono. Al ratito me enteré. Primero vieron a mi hermana y después a mi vieja. Uno trata de no vivir con eso pero está en la cabeza.

-¿Cómo cambió tu vida a partir de ese momento?

-Fue un golpe durísimo, te cuesta entender, quedás shockeado, porque en cualquier momento pensaba que me tocaba a mí. No es lo mismo perder un familiar en un accidente que en un crimen. Sin dudas uno está marcado y aprende a ver la vida de otro ángulo. Me ayudó mucho la religión y mi hijo de 6 años, que me cambió la vida.

-¿Cómo te acercaste a la religión?

-Tengo una fe protestante, fue posterior a lo que pasó. Busqué un lugar donde se siguieran los principios bíblicos. Sin duda en la Biblia uno busca el sentido a la existencia y me refugié en la espiritualidad, en lo trascendente.

-¿Por qué creés que mataron a tu mamá y tu hermana?

-Soy un convencido de que tenemos el día fijado, de eso no escapamos. Mi hermana estuvo en el lugar y el momento equivocado. Para mi el móvil no fue mi hermana, por la edad, 16 años. Es obvio que no viene por ahí.

-Insisto, ¿por qué creés que fue por tu mamá?

-Tengo tres o cuatro hipótesis, pero ninguna certeza. No me gusta decir fue aquel porque no la tengo a la seguridad, no tiene sentido decirlo. Lo que me desconcierta es que mi vieja era una persona decente, porque cuando uno sabe que una persona no es limpia puede pasar que se trate de un ajuste de cuentas o algo parecido.

-¿Te molestó que te investigaran junto a tu papá?

-Estoy para lo que necesiten, no tengo problemas. Cuando hay un crimen son todos sospechosos, nadie es culpable hasta que se demuestre. Lo que molesta es cuando se habla de más.

-¿Qué opinás de quienes apuntan a tu padre?

-Si hubiese tenido el convencimiento que el asesino era mi viejo, yo mismo me hubiera encargado de hacer justicia con él. Hoy estaría viendo crecer las flores desde abajo.

-Nos dijeron que te gustan las armas…

-Soy aficionado por hobby. Acá el que se mete no sale, es legítima defensa. Más por la experiencia que uno ha vivido.

-¿Creés que el caso se va a resolver?

-Tengo pocas esperanzas de que se resuelva, si en 11 años no lo resolvieron, lo veo difícil. Si no se resolvió es por ineficacia. Nunca creí en el sistema judicial que tenemos. Los brazos de la Justicia son malos, me refiero a los que están encargados de investigar. Creo que si pasaba en Buenos Aires se resolvía o en un país donde la Justicia funciona, donde no está tan politizada. Acá sabemos que la mayoría de los jueces no están puestos por eficaces, sino por una cuestión de color político.

-¿Qué opinás del juez Guillermo Adárvez?

-No es de mi agrado. Dicen que es muy bueno dando el Derecho, pero aplicándolo no lo veo como un buen juez. Esa es la realidad.