Los hijos de Florencio Chávez son los principales herederos del dinero que no le robaron y también de una fuerte suma en dólares en una caja de seguridad.

Un año después de que Florencio Chávez (41) fuera asesinado de un tiro en la cabeza dentro de su VW Bora en Santa Lucía (lo hallaron muerto el 23 de junio de 2018) se supo que sus hijos heredaron la plata que quedó en el baúl de su auto (unos 20.000 dólares y 1 millón de pesos) cuando lo mataron para robarle un jugoso botín (suponen que unos 3 millones) y que también se hicieron acreedores de unos 300.000 dólares (unos $12.807.000 al cambio oficial de ayer) que estaban a su nombre en una caja de seguridad en un banco, dijeron fuentes judiciales. En total, casi 15 millones. Los pesquisas policiales y judiciales están convencidos que ese dinero era del financista para que el trabajaba, pero que no los reclamó por razones lógicas: la compra y venta de dólares y tal vez préstamos que le encomendaba a la víctima, eran operaciones privadas y no registradas oficialmente.


Por eso ese empresario negó especialmente haber tenido ese tipo de vínculo laboral con Chávez y no reclamó ni un peso, precisaron.


Por esa razón fue que el juez del caso, Guillermo Adárvez, dio por sentado que el dinero era de la víctima y que correspondía derivarlo a un juzgado civil para que allí lo reclamen su herederos, indicaron.


Chávez se movilizaba en un Bora con vidrios polarizados, porque allí concretaba muchas de las operaciones. Los pesquisas también creen que esas transacciones las hacía en calle Roque Sáenz Peña al Este de Circunvalación, casi Landa, Santa Lucía, porque en esa zona no hay cámaras y buscaba privacidad. Allí lo mataron alrededor de las 13,30 del viernes 22 de junio del año pasado, minutos después de que le pidiera a su exesposa que le preparara la máquina para contar billetes. Su cuerpo fue hallado al día siguiente, cerca del mediodía.


De inmediato se sospechó que conocía al o los homicidas porque seguramente lo habían tentado con varias operaciones previas hasta que fijaron la suma que querían robarse. Y lo mataron.


Ese día se llevaron el maletín con la plata, la mochila con la máquina para contar billetes, su billetera y su celular.


Y nada se sabe de los ladrones homicidas, hasta hoy. Hubo el secuestro de un revólver calibre 22, pero no se pudo establecer si fue el arma del crimen porque la bala en la cabeza de Chávez terminó muy dañada, precisaron.


Por eso el encendido reclamo de Justicia de su familia, que ya hizo pública sus quejas para que el complicado caso no quede impune.