
Un pensionado admitió ante el juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) que durante tres años violó a su hijastra cuando la madre de la chica se ausentaba para salir a trabajar y la dejaba a su cuidado, junto con los otros tres hijos que tuvo con el acusado. Ayer, en un juicio abreviado acordado a través de su defensora Cristina Naveda y el fiscal Fabrizio Médici, el imputado ratificó que está dispuesto a recibir 10 años de cárcel por esos graves abusos, dijeron fuentes judiciales.
El sospechoso tiene 42 años y es identificado sólo por sus siglas A.A.B. para preservar a la menor y a sus hermanos. Los hechos comenzaron en 2012 cuando la niña tenía 13 años. Y sucedían principalmente los sábados, cuando la mamá de la menor salía a trabajar de empleada doméstica.
Cuando la mujer consiguió extender sus jornadas a tres días laborales, los ultrajes se repitieron en igual cantidad de ocasiones, e incluyeron la exhibición de al menos un video pornográfico y consejos sobre poses sexuales. Durante ese tiempo la niña no dijo nada por miedo a que el acusado cumpliera sus amenazas y le hiciera algo a ella, a su mamá o a sus hermanos.
Tal fue el desparpajo del imputado, que a su mujer le mentía diciéndole que pidiera pastillas anticonceptivas en una salita de primeros auxilios para su hija, porque sabía que mantenía relaciones sexuales con otros chicos.
En realidad, no toleraba que la niña se relacionara con otros adolescentes y la maltrató cuando supo que se había puesto de novia. Fue entonces que la niña, harta del terrible sometimiento, le comentó todo a su tía y luego a su mamá.
En junio de 2015, cuando la chica tenía 16 años, el caso fue denunciado. Y luego de que un médico constatara la existencia de las lesiones y los psicólogos en Cámara Gesell supieran que la niña no mentía y presentaba una alta carga de angustia, culpa y otros daños a causa de los abusos, el sujeto fue apresado.
El acusado es manipulador, impulsivo, agresivo, libidinoso e inmaduro sexualmente.
Los informes psicológicos sobre el imputado no le resultaron nada favorables: manipulador, impulsivo, agresivo, libidinoso, inmaduro sexualmente. En síntesis, una personalidad con rasgos perversos y psicopáticos (porque no sintió culpa ni arrepentimiento) terminaron por completar el comprometedor cuadro de pruebas contra el acusado.
La próxima semana, el juez Blejman dará a conocer su sentencia.