Con un fusil. El día que hirieron de muerte a su vecina, Carlos Martín Moreta efectuó disparos con un fusil Mauser.

María Florinda Valdez (66 años) había terminado de cenar con su hija Mabel y se aprestaban a tomar un té, cuando fueron sacudidas por el griterío y ruidos de tiros en la calle. La primera reacción fue resguardarse en las habitaciones del fondo, pero enfilaron a cerrar los ingresos: Mabel fue a ponerle llave a la puerta, su mamá pretendía cerrar la ventana cuando su hija la alertó: "Mami, salí de ahí", alcanzó a decirle, pero no hubo caso. Una bala atravesó la tela mosquitera, la tumbó en el piso y selló su suerte. Dos años antes, María había superado un cáncer pero esa bala representó un problema irreversible pues se le coló por el maxilar superior derecho, se alojó en su cabeza cerca de la nuca y no pudieron operarla para sacársela porque sufría de presión arterial y era diabética. Recibió el tiro en los primeros minutos del 15 de mayo de 2016 en su casa del barrio Nikisanga, en Caucete, y murió 23 horas después.

Lo increíble de esa tragedia fue que esa bala, como otras tantas, tenían otros destinatarios: los vecinos de María, los Cataldo, o los amigos de estos jóvenes, los Vilchez.

Quienes dispararon quedaron identificados en el acto, pues no dudaron en atacar armados ante decenas de ojos testigos en ese barrio: Carlos Martín Moreta (54), su yerno Mauricio Ezequiel "Bicho" Herrera (22), y su hijo "Carlitos" Moreta (se fugó y cayó en febrero pasado), apuntado como el iniciador de la trifulca.

Mauricio Ezequiel "Bicho" Herrera había quedado complicado por testigos, también por efectuar disparos con un revólver.


La versión judicial es que, un año atrás, "Carlitos" recibió una tremenda golpiza de los Cataldo. Y que desde entonces recrudeció la rivalidad entre ambas familias.

La noche del 14 de mayo de 2016 no fue la excepción. "Carlitos" se cruzó con uno de los Cataldo en la plaza del barrio, rompió una botella, los encaró y se pelearon. A esa pelea se sumaron luego casi todos los Moreta (incluidas las mujeres) contra el nutrido grupo de los Vilchez y los Cataldo, que esa noche estaban de festejo.

Fue un primer cruce sin consecuencias graves, pues la policía llegó en el acto. Instantes después, Carlos Moreta, su hijo y su yerno reaparecieron armados y empezaron a los tiros sin importar nada. El jefe de hogar con un Mauser, su hijo y su yerno con armas de puño. Fue en ese segundo cruce que María fue herida de muerte.

Ayer, Moreta, su yerno y sus defensores, Horacio Merino, Omar Quiroga y el defensor oficial Marcelo Salinas, firmaron con la fiscal Leticia Ferrón de Rago un juicio abreviado, en el que confiesan ese homicidio agravado por usar armas de fuego y aceptan 10 años y 8 meses de cárcel. Ahora deben ratificar el acuerdo ante el juez José Atenágoras Vega, quien debe resolver.